La verdadera grandeza del hombre espiritual para la predicación.
Por Juan Revilla.
Se habla y se exige mucho al que quiere ser evangelizador y catequista que tiene que ser un hombre espiritual lo más pronto posible, en el evangelio de Juan capítulo 4, verso 24, nos dice: “Dios es Espíritu y el que lo adora debe hacerlo, en espíritu y en verdad”, por supuesto que se tiene razón exigir que entre en el plano espiritual donde Dios se hace más visible y audible; ahí en esa parte espiritual es donde se dan las grandes conversiones y la entrega de un discípulo de Cristo. Gran controversia se genera cuando se aplica mal el concepto de hombre espiritual, el contacto en espíritu da la pauta que ésta entrando en comunión con Dios.
La malversación en el juicio del hombre espiritual se desprende cuando al juicio humano se juzga con rublos simplistas basado sólo en comparaciones que no indican nada y obvio que no se puede sacar ninguna conclusión en cuanto a espiritualidad por ejemplo: aquel hombre no lee la biblia como este otro, no va a misa 7 veces a la semana como aquel hermano, no ora tan bonito como ese hermano, no está en una pequeña comunidad tan socorrida como mengano, mira que este hermano si ayuna, el padrecito me dice que está hermanita no tiene el mismo poder del Espíritu Santo como yo, si vieras cuanto le da el Señor que hasta línea directa con Dios tiene.
Otras muchas cuestiones son las que rigen para asegurar que o quién es un hombre espiritual, pero el punto de la raíz es el mismo Dios que se manifiesta de forma externa, ya no interna , pues a fin de cuentas caeríamos en aquellos hombres que piensan que el hombre católico sólo es del templo a tu casa, de ahí ya es otro hombre totalmente diferente, incoherente, pues quién pasa al plano espiritual no puede dejar de ser testigo del Espíritu santo externamente, pues aquí se cumple la máxima de Jesús Jn 6, 63 “El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.
Este versículo resume todo el concepto de este tema, el verdadero éxito y a quién se le puede decir hombre espiritual es el que plasma a Dios a los hermanos, es aquel hombre que pone en práctica lo que la palabra de Dios le dice a través de la sagrada escritura, Dios habla a su espíritu, a su corazón para actuar de verdad y en vida.
El hombre espiritual es aquel que ora sencillamente, sin egoísmo, alegre, de verdad, con fe , con confianza, en todo momento, en pocas palabras es aquel hombre que sabe escuchar a Dios para después actuar en beneficio de los hermanos, aquel que en su trabajo se manifiesta el espíritu de comunión con ellos, pues sabe trabajar en un mismo espíritu.
Ese hombre es llamado espiritual cuando sabe gozar y disfrutar en los sacramentos de Dios, quién lo invita ser su testigo para enamorar a los demás, atraerlos a Cristo con su forma de vida, imitando a su Hijo Jesús quién se ofrece allí en la santa eucaristía, ese hombre es espiritual cuando en espíritu nos muestra a un Dios vivo, no muerto, sino glorioso, resucitado.
En una pequeña comunidad se le dice hombre espiritual el que sabe vivir dignamente como hijo de Dios, el que en los hermanos se le van las horas poniendo a disposición sus dones, carismas y talentos al servicio de la pequeña comunidad, resumiendo el hombre espiritual es que en el se ve otro Cristo porque actúa en espíritu y en verdad, lo hace vida dando testimonio de ser un discípulo de Dios.
Para concluir, todos sin excepción estamos llamados a ser hombres espirituales, la vida ascética sólo se manifiesta cuando en el hombre nace un sentimiento “el amor”, amor a Dios, a los hermanos, a la sociedad, a todo lo creado por el padre, el hombre espiritual tiene su grandeza donde no es aquel hombre que se golpea el pecho y que no quiere salir del templo o que participa en todo, no es quién comulga más, sino que disfruta de ser alimentado por Cristo, el hombre espiritual no es aquel que sólo lee la sagrada escritura, sino que la medita y lo lleva amarla más, porque en ella sabe que su conversión es guiada por Dios; es necesario pedir , clamar, suplicar a Dios nos dé el discernimiento de poder hacer vida lo que en espíritu vivimos, ahí es la grandeza del hombre espiritual el que sabe servir con calidad a Dios, a su familia y hermanos e Iglesia, el hombre espiritual es el que deja la huella de nuestro Señor Jesús en la vida diaria.
deseo servir a mi señor, deseo transmitir mi testimonio de sanacion, para ayudar a otras almas que sufren del alcoholismo y la drogadiccion a quien debo avocarme