II.- LAS LITURGIAS PENITENCIALES
Las grandes calamidades, la sequía, el hambre, los terremotos, las invasiones, manifiestan los juicios de Dios, signos de su cólera en confrontación del pueblo que se ha alejado de Él, El pueblo debe volverse hacía Él y traducir en gestos estas invocaciones de socorro, esta voluntad de retornar a la comunión de su Dios.
La narración «Reyes21) nos muestra que la práctica de decidir el público ayuno en tiempo de calamidad era ya antigua. En el desenvolverse de los tiempos viene a formarse toda una liturgia de penitencia, cuando sucede una desgracia, ayuno y plegarías públicas se desenvuelven según los ritos bien determinados. La parte esencial de estas liturgias penitenciales es la toma de conciencia comunitaria del pecado y la invocación de socorro para que todo el pueblo vuelva a Jahvé.
Las oraciones antes improvisadas se han poco a poco exteriorizado, se impone la idea de un género literario bien definido cuyas características formales son las lamentaciones, la confesión de los pecados, la súplica, el grito, la fe y las características teológicas, la conciencia del pecado y de la responsabilidad, ¡a certeza que la sola posibilidad de salvación está en la fidelidad de Dios y en su potencia,
Las ocasiones que han inspirado tales oraciones han desaparecido, las plegarias permanecen para nosotros, igualmente pecadores, en su verdad esencial (Salmo 12, 44 – 60; -114, 79, 80, 83, 95 Lam. 5).
Los miembros del Pueblo de Dios son solidariamente responsables, justos, sacerdotes y profetas, advierten agudamente que estamos en un mundo de pecadores frente a Dios Santo,