Curso de la historia de la salvación: IV parte:Jorge Alberto Limón Cerecero.

Curso de la historia de la salvación: IV parte:Jorge Alberto Limón Cerecero.

6)La alianza del Sinaí

Un pueblo en comunión de vida con su Dios

Objetivo

El alumno profundizará la realidad de la alianza de Dios con su pueblo, comprenderá como Dios permanece fiel en un pacto de amor para salvación del hombre.

Introducción

El enemigo del pueblo ha sido vencido, el pueblo ha sido liberado de la opresión. Ya puede emprender confiado y seguro el camino hacia la tierra de las promesas (Exodo 15, 22).

Después de unos cuantos incidentes típicos del viaje por el desierto, el pueblo llega al acontecimiento central, al encuentro con el Señor, a su constitución como pueblo de Dios por la alianza.

La institución humana de la alianza, sobre todo en forma de alianza entre soberano y vasallo, significa y realiza la unión de Dios con un pueblo escogido: la alianza es institucional, de algún modo bilateral. La iniciativa es de Dios, que comienza con un acto salvador, en el que funda su oferta permanente y sus exigencias, y sanciona con sus promesas. El pueblo tiene que aceptar libremente, aceptando graves compromisos; la ceremonia es litúrgica y se sanciona con un sacrificio.

Los capítulos 19 y 24 del libro del Exodo nos dan los elementos básicos de la estructura narrativa de la alianza; los capítulos del 20 al 23 del libro del Exodo son la legislación acumulada de esta constitución. Es muy fácil añadir y aún capítulos aun código, pero era difícil componer una narrativa clara y coherente con los múltiples datos de la vieja tradición y las ulteriores reflexiones. La alianza es el <<sacramento>> fundamental del pueblo escogido.

Con los descendientes de Jacob ha salido una gran muchedumbre de toda clase de gente (Exodo 12, 38). Esta muchedumbre abigarrada y confusa, por una dignación especial de Yavé, por una condescendencia suya, va a ser objeto de una alianza con él, que la va ha convertir “en el pueblo de Yavé”, el pueblo elegido, propiedad especial y exclusiva suya entre todos los pueblos de la tierra.

La alianza era la forma ordinaria de establecer una relación cuasi familiar entre tribus de distintos troncos. Regulaba las relaciones entre ambos clanes. Más tarde se hace forma ordinaria para regular las relaciones entre pueblos distintos.

El Dios de la alianza

La tradición bíblica sitúa la relación de la alianza de Yavé con el pueblo en el “desierto de Sinaí”, en la “montaña”, sin precisar más. Yavé es el que llama a Moisés desde lo alto de la montaña y le indica que va a establecer una alianza con su pueblo: Descendió Yavé sobre la montaña del Sinaí, sobre la cumbre de la montaña, y llamó a Moisés a la cumbre y Moisés subió a ella (Exodo 19, 20). La alianza es, pues, una “condescendencia” de Dios, una “gracia”; es decir la alianza es “amor”.

Forma y rito de la alianza

La formulación del pacto entre Yavé y su pueblo sigue el modelo de las alianzas profanas de la época. La alianza entre un rey superior y otro inferior consta de ordinarios de los siguientes elementos:

Preámbulo en que se da a conocer el nombre y los títulos del soberano que establece la alianza.

Prólogo histórico, que recuerda los beneficios que el rey soberano ha hecho al rey vasallo o personalmente o en sus antepasados. Con ello se pretende lograr la gratitud del vasallo y moverle a la aceptación de las cláusulas.

Cláusulas de la alianza. Son las expresiones de voluntad del soberano, y suelen en consistir en la ayuda que el vasallo debe prestarle en caso de guerra, el pago de tributos, la defensa de sus intereses por parte del rey inferior. Estas estipulaciones suelen llamarse “palabras” o “palabras de alianza”.

Invocación de dioses, como testigos de la alianza establecida y garantes de su cumplimiento.

Bendiciones y maldiciones, según la fidelidad o infidelidad del vasallo a los compromisos estipulados; bendiciones y maldiciones a las que se les atribuye una eficacia garantizada por los dioses testigos.

Finalmente, el tratado de la alianza terminaba con un rito que varía según la época en que se realiza la alianza.

Este esquema que al hacerse común constituye un género literario, un modo de dar a entender una realidad, es frecuentísimo en la Biblia. El libro del Deuteronomio esta constituido según dicho esquema. La redacción de la alianza de Yavé con el pueblo en el Sinaí se ajusta también al esquema que hemos ya reflexionado. (Exodo 20; Deuteronomio 5).

“Yo soy Yavé, tu Dios”, constituye el preámbulo. En él se presenta el contratante principal con su nombre: Yavé, y su título con relación al pueblo: tu Dios.

El beneficio fundamental que Yavé a realizado al pueblo y con el que apoya el establecimiento de la alianza y la exigencia de los compromisos es el hecho de haber sacado a Israel de Egipto, “de la casa de la servidumbre”.

De ese beneficio se derivan las estipulaciones de la alianza, resumidas en el decálogo.

El concepto de “mandamientos” no hace más que expresar un aspecto del carácter del decálogo y precisamente el más antipático. Como estamos viendo, no es ésta la perspectiva bíblica, en la que “el mandamiento” aparece como una exigencia de respuesta amorosa a un don gratuito, la liberación de Egipto. El Decálogo contiene una expresión notable de la ley natural. Lo conocemos por la revelación divina y por la razón humana. (Catecismo de la Iglesia Católica 2069-2082)

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