Comentario a los artículos 107 y 108 del documento “Qué en Cristo nuestra paz México tenga vida digna”
Por Juan Revilla
Es evidente que el episcopado mexicano, ha hecho un análisis profundo de la situación que vive actualmente México, quizá no sea algo extraordinario, pues muchos analistas y medios de comunicación constantemente han estado haciendo esa denuncia, pero sus planteamientos no tienen repercusión ni algo de considerar en cuenta, pues estos mismos son para desmeritar la labor del gobierno, de las instituciones, de la Iglesia y de todo lo que tenga interacción con el funcionamiento o desempeño de la sociedad, analizan, objetivaban, señalan pero no hay la generación de instrumentos que puedan ayudar a solucionar alguno de los puntos que exhiben (es fácil apuntar las debilidades, defectos, tendencias de los mexicanos, lo difícil es como ayudar a esa mejora sustanciosa para los mexicanos), sin embargo hay algo que vale la pena considerar; La Iglesia visualiza el panorama actual y he aquí lo que puede tener impacto para promover esa paz y dignidad que exigen los mexicanos, los cristianos, esos católicos que conforman la mayor parte de la población de México, un instrumento que la Iglesia tiene para trabajar por nuestra sociedad es la doctrina social de la misma Iglesia; cito primeramente los dos artículos a los que hago el comentario y posteriormente uno de los artículos de la doctrina social de la Iglesia católica:
107. La situación que acabamos de describir acontece en un pueblo profundamente religioso y que no deja de tener sus manifestaciones, auténticas o no, de vinculación con la comunidad cristiana, ya sea por los sacramentos de Iniciación, Especialmente el Bautismo y la eucaristía, o por el respeto que tienen a la Iglesia, a María y a Cristo mismo. Sin embargo, hay una creciente manifestación de superficialidad en su experiencia de fe y una religiosidad popular sumamente confusa que lleva de manera rápida y directa a las supersticiones e idolatrías.
108. Es muy claro que el ambiente de violencia e inseguridad en que vivimos denota una pérdida del sentido de Dios que lleva al desprecio de la vida del hombre, un ambiente que influye negativamente en la formación de la conciencia y de los valores, donde encontramos modelos de realización equivocados, metas y aspiraciones intrascendentes, fruto de una cultura consumista, marcada por el materialismo imperante a nivel global. La corrupción de las costumbres y de las instituciones, la distorsión de las leyes que afectan el sentido de la vida y la dignidad de la persona, son el marco perfecto para llegar hasta donde estamos en una sociedad con claros signos de decadencia.
Profundamente religioso así es marcado el pueblo de México en el numeral 107 y lo sabemos, creyentes en la figura de Cristo Jesús, que en realidad es nuestra columna vertebrar, lo que sostiene todo, entonces la pregunta sería: ¿por qué no hay frutos de verdadera importancia entre los creyentes?, se supone que lo que nos motiva es la vida misma de Jesús, su comportamiento, su amor, su prioridad a la dignidad del hombre y lo digo directamente porque los cristiano católicos no podemos excluirnos y dejar nuestra creencia en el templo, amor a María se le tiene que demostrar con hechos, no con palabras mt 6, 1.
Religiosidad superficial e incremento de la idolatría y la superstición en el pueblo de México, poner la confianza en sus mismas fuerzas, en su misma capacidad, quitando de en medio a Cristo, de la iglesia, una pérdida del verdadero valor de los sacramentos, obvio que está situación genera violencia, práctica de brujería, hechicería, ocultismo, el despreciar la vida lo señala la Iglesia en el numeral 108 es o más triste que un mexicano puede perder, indigno de un México tan grande y rico en todo, indigno de un cristiano cuya vida está motivada por Cristo, se puede citar una larga lista de aspectos que pueden dar mayor luz a la vida digna que reclama el mexicano, pero esta luz la vamos a dar con las acciones que la Iglesia hace para devolver la dignidad y el verdadero sentido de vivir como cristianos, cito textualmente el artículo 4 de la doctrina social de la Iglesia que puede ser el icono del evangelizador y del que se desprende puntos fundamentales del ideal y pensamiento del cristiano:
4 Descubriéndose amado por Dios, el hombre comprende la propia dignidad trascendente, aprende a no contentarse consigo mismo y a salir al encuentro del otro en una red de relaciones cada vez más auténticamente humanas. Los hombres renovados por el amor de Dios son capaces de cambiar las reglas, la calidad de las relaciones y las estructuras sociales: son personas capaces de llevar paz donde hay conflictos, de construir y cultivar relaciones fraternas donde hay odio, de buscar la justicia donde domina la explotación del hombre por el hombre. Sólo el amor es capaz de transformar de modo radical las relaciones que los seres humanos tienen entre sí. Desde esta perspectiva, todo hombre de buena voluntad puede entrever los vastos horizontes de la justicia y del desarrollo humano en la verdad y en el bien.
Amado, descubrirse amado, ¿será que el mexicano no se ama así mismo?, ¿ha perdido el amor a su familia?,¿ no disfrutará de su trabajo, de los alimentos, del vestido?, ¿ya no amara a Dios?, particularmente yo no lo creo, sí, debo de reconocer que las mismas circunstancias y situación actual hasta quitan el aliento, pero nosotros valemos más que cualquier cosa sobre la tierra mt 6, 26