El papel que las primeras parroquias evangelizadoras tienen ahora.
Por Juan Revilla.
Es indiscutible que si la labor primordial de la Iglesia católica es evangelizar, las primeras parroquias evangelizadoras que han participado, después del Concilio Vaticano II, han cumplido con el mandato divino de nuestro Señor Jesús Mt 28, 19-20. Sobre esta base ¿qué es lo que la misma Iglesia espera ahora de estas parroquias?
Una respuesta lógica sería el que estas mismas parroquias fueran las que enseñaran a otra a formar sus ministerios de evangelización, darles los cursos de crecimiento a sus miembros y enseñarles el proceso de evangelizar kerigmáticamente y después, como darle el seguimiento a esos hermano que han tenido ese encuentro personal con Cristo vivo.
Enseñar a formar pequeñas comunidades para permanecer y perseverar es el objetivo, mismo objetivo es la razón del seguimiento de Cristo Jesús para que nuestros hermanos sigan creciendo en la fe; por lo tanto lo más recomendable sería que estas primeras parroquias concienticen el generar una estructura para comenzar está siguiente fase de evangelización. Cabe hacer mención que algunas ya lo hacen, pero como apoyo, no como una misión, que es diferente y que es permanente.
Si la misma Iglesia es capaz de salirse de sí misma para ir a los hermanos, este proceso de continuidad no tendrá ningún obstáculo, al contrario hará madurar la fe de servicio hacía los demás. La Iglesia retroalimentará a sus mismos miembros y así se pueden establecer programas adecuados como se hizo como cuando se adoptó el kerigma.
Adoptar el kerigma no fue sencillo para las parroquias, ni mucho menos para los párrocos, ya que esta tarea implicaba mayor trabajo y una constante preparación para llevarlo a cabo. Muchas parroquias buscaron el mejor método para dar ese primer anuncio glorioso, como un toque de trompeta que sacude y cimbra todo el ser, las palabras más dulces y el encuentro con los ojos más bellos y las suaves y delicadas palabras que decían ¡te amo!, pues en memoria del verdadero amor de Cristo Jesús, debemos como parroquia estar preparados para continuar en la siguiente fase evangelizadora.
Que tu parroquia no sea sólo para que te vean que tu si trabajas, al contrario que está dispuesta a trabajar por los demás y compartir lo que ha hecho que muchas almas recuperen su libertad y entren en la sublime dimensión del amor de Cristo Jesús.