NUESTRA IGLESIA ANTE EL ESCANDALO EN CONTRA DE LOS SACERDOTES
Domingo 9 de Mayo de 2010 por P. Jose de Jesus ·
En los últimos días, La nota principal de los diarios, noticieros por radio o por Televisión e internet ha sido “El escándalo causado por abusos sexuales de algunos sacerdotes” no solo en México como el polémico caso de Marcel Maciel, sino en Boston- Estados Unidos, Irlanda, Brasil, España etc. Es un escándalo mayúsculo, que personas que han tenido aversión a la Iglesia a causa de alguna de sus enseñanzas morales o doctrinales, lo están usando como pretexto para atacar a la Iglesia como un todo, lo cual me parece injusto, no racional, ni objetivo. Claro que no podemos fingir que nada ha sucedido. Y yo quisiera discutir cuál debe ser nuestra respuesta como fieles católicos a este terrible escándalo. Lo primero que necesitamos hacer es: como lo dijo el Franciscano Roger J. Landry entenderlo a la luz de nuestra fe en el Señor Jesús quien antes de elegir a sus primeros discípulos, subió a la montaña a orar toda la noche, acerca de a quiénes elegiría y formaría íntimamente: los Doce, a quienes enviaría a predicar la Buena Nueva en su nombre.
Pero, a pesar de todo, uno de ellos fue un traidor. Uno que había seguido al Señor, uno, a quien el Señor le lavó los pies, que lo vio caminar sobre las aguas, resucitar a personas de entre los muertos y perdonar a los pecadores, traicionó al Señor.
Él lo eligió para que fuera como todos los demás. Pero Judas usando mal su libertad permitió que Satanás entrara en él y traicionó a su Maestro. Entonces desde la primitiva Iglesia sabemos que A VECES LOS ELEGIDOS DE DIOS LO TRAICIONAN. Este es un hecho que debemos asumir y que la primera Iglesia asumió. Si el escándalo causado por Judas hubiera sido lo único en lo que los miembros de la primera Iglesia se hubieran centrado, la Iglesia habría estado acabada antes de comenzar a crecer. Por en vez de centrarnos en los que traicionan a Jesús, nos centramos en los otros once, y en miles de sacerdotes en quienes, la predicación, testimonio, y amor por Cristo, nos han hecho recibir dones infinitos de Dios a través de los sacramentos que nos dan vida eterna. Razón por la cual nuestra fe debe ser más firme en Cristo, que es quien verdaderamente sostiene y lleva a Su Iglesia. Hoy somos confrontados por esa misma realidad, pero los medios de comunicación casi nunca prestan atención a los “once” buenos, es decir a aquellos a quienes Jesús escogió y que permanecieron fieles.
El escándalo no es algo nuevo para la Iglesia. Hubo muchas épocas en su historia, cuando estuvo peor que ahora. En cada una de esas épocas, cuando la Iglesia llegó a su punto más bajo, Dios elevó a tremendos santos que llevaron a la Iglesia de regreso a su verdadera misión. Es casi como si en aquellos momentos de oscuridad, la Luz de Cristo brillara más intensamente.
Por citar solo un caso, San Francisco de sales, un sacerdote que ejerció su sacerdocio en tiempos de crisis de la Iglesia como el que hoy vivimos, cuando le preguntaron su opinión sobre los malos sacerdotes, sin rodeos dijo: “Aquellos que cometen escándalos son culpables del equivalente espiritual a un asesinato, destruyendo la fe de otras personas en Dios con su pésimo ejemplo”. Pero al mismo tiempo advirtió a sus oyentes: “Pero yo estoy aquí entre ustedes hoy para evitarles un mal aún peor. Mientras que aquellos que causan el escándalo son culpables de asesinato espiritual, los que acogen el escándalo -los que permiten que los escándalos destruyan su fe-, son culpables de suicidio espiritual.” Los sacerdotes son elegidos por Dios de entre los hombres y son tentados como cualquier ser humano y caen en pecado como cualquier ser humano. Pero Dios lo sabía desde el principio. Once de los primeros doce Apóstoles se dispersaron cuando Cristo fue arrestado, pero regresaron; uno de los doce traicionó al Señor y tristemente nunca regresó”.
Sin embargo creo también que la respuesta de la Iglesia ante estos actos, debe ser una respuesta firme y real a renovarse interiormente y a buscar estrategias concretas para asegurarse y procurar una verdadera y exigente formación de los aspirantes al sacerdocio en los seminarios, donde nadie con predisposición a la pedofilia y otros vicios sea ordenado, además de actuar con Justicia para tratar estos casos cuando sean denunciados, dando una respuesta a la luz del evangelio y la aplicación imparcial de las leyes humanas y civiles apoyando a las víctimas de tales abusos.
Estos son tiempos duros para ser sacerdote hoy cuando providencialmente vivimos “El año Sacerdotal”, razón de más para orar, construir, corregir fraternalmente y ayudar a nuestros sacerdotes. Son tiempos duros para ser católicos hoy. Pero también son tiempos magníficos para ser un sacerdote hoy y tiempos magníficos para ser católicos hoy.
Cristo nunca permitirá que Su Iglesia fracase. Él prometió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre ella, y que Él navegaría en la barca de Pedro y nunca la abandonará. Jesús está con nosotros, como lo prometió, hasta el final de los tiempos. Ahora es el tiempo para que los verdaderos hombres y mujeres de la Iglesia se pongan de pie. Ahora es el tiempo de los santos. Es un tiempo para cuestionar en nombre de Jesús a Nuestros Sacerdotes, a que sean verdaderamente de Cristo, es un tiempo para que vuelvan sus ojos a Dios y no se dejen llevar por el mundo y sus vicios: el dinero, el poder, los lujos, los pecados sexuales, la falta de caridad y de entrega a su vocación, es un tiempo donde a pesar de lo malo se puede ser un verdadero sacerdote, es decir, “Otro Cristo” .
Es un tiempo para pedir perdón y resarcir en la medida de lo posible, lo que algunos han destruido con su mal ejemplo y no vivencia del sacerdocio de Cristo en la tierra y mi pregunta será hoy a todos los sacerdotes, principalmente a los de nuestra Arquidiócesis y de nuestras parroquias ¿Cómo vas a responder tú sacerdote?, a esta gran vocación que te ha sido dada, y cómo serás un verdadero signo en tu comunidad del verdadero rostro de Cristo, siendo otro más de los once fieles al Señor, y la pregunta para los que creemos en Cristo y su iglesia es: ¿cómo vamos a responder en lo que nos toca para ser ejemplos de Santidad y ayuda a nuestros sacerdotes en un Iglesia tan atacada por hombres de mala voluntad.