Vemos que la creación entera gime y sufre dolores de parto.
Y también nosotros, aunque ya tengamos el Espíritu como un anticipo de lo que hemos de recibir, gemimos en nuestro interior mientras esperamos nuestros derechos de hijos y la redención de nuestro cuerpo.
Estamos salvados, pero todo es esperanza. ¿Quieres ver lo que esperas? Ya no sería esperar; porque, ¿puedes esperar lo que ya ves?”
Esperemos, pues, sin ver, y lo tendremos, si nos mantenemos firmes.
Somos débiles, pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos cómo pedir ni qué pedir, pero el Espíritu lo pide por nosotros, sin palabras, como con gemidos.
Y Aquel que penetra los secretos más íntimos entiende esas aspiraciones del Espíritu, pues el Espíritu quiere conseguir para los santos lo que es de Dios.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico : Asamblea Eucarística. México