En mi primer libro, querido Teófilo, hablé de todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar.
Al final del libro, Jesús, lleno del Espíritu Santo, daba instrucciones a los apóstoles que había elegido y era llevado al cielo.
De hecho, se presentó a ellos después de su pasión y les dio numerosas pruebas de que vivía. Durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios.
En una ocasión en que estaba reunido con ellos les dijo que no se alejaran de Jerusalén y que esperaran lo que el Padre había prometido. “Ya les hablé al respecto, les dijo:”
Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días.
Los que estaban presentes le preguntaron: “Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el Reino de Israel?”
Les respondió: “No les corresponde a ustedes conocer los plazos y los pasos que solamente el Padre tenía autoridad para decidir.
Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo cuando venga sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los extremos de la tierra.
Dicho esto, Jesús fue levantado ante sus ojos y una nube lo ocultó de su vista.
Ellos seguían mirando fijamente al cielo mientras se alejaba. Pero de repente vieron a su lado a dos hombres vestidos de blanco,
que les dijeron: “Amigos galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este Jesús que les han llevado volverá de la misma manera que ustedes lo han visto ir al cielo
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico : Asamblea Eucerística. méxico.