EN TUS MANOS, SEÑOR, ENCOMIENDO MI ESPIRITU, ALELUYA
A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado: ¡tú que eres justo, ponme a salvo!
Inclina tu oído hacia mí, date prisa en liberarme.
Sé para mí una roca de refugio, el recinto amurallado que me salve.
Porque tú eres mi roca y mi fortaleza; por tu nombre me guías y diriges.
Sácame de la red que me han tendido, porque eres tú mi refugio.
En tus manos encomiendo mi espíritu, y tú, Señor, Dios fiel, me librarás.
Aborreces a los que adoran ídolos vanos, pero yo confío en el Señor.
Gozaré y me alegraré de tu bondad porque has mirado mi aflicción y comprendido la angustia de mi alma;”
no me dejaste en manos del enemigo, me has hecho caminar a campo abierto.
Qué bondad tan grande, Señor, es la que reservas para los que te temen. Se la brindas a los que en ti esperan, a la vista de los hijos de los hombres.
En secreto, junto a ti los escondes, lejos de las intrigas de los hombres; los mantienes ocultos en tu carpa, y los guardas de las querellas.
Bendito sea el Señor, su gracia hizo maravillas para mí: Mi corazón es como una ciudad fuerte.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el Misal Católico :Asamblea Eucarística. Mexico