Y ahora id enseguida a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis.” Ya os lo he dicho.”
Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos.
En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: “¡Salve!” Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron.
Entonces les dice Jesús: “No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.”
Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado.
Éstos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados,
advirtiéndoles: “Decid: “Sus discípulos vinieron de noche y lo robaron mientras nosotros dormíamos.”
Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones.”
Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.
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