Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío.
Fue éste a Jesús de noche y le dijo: “Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar los signos que tú realizas si Dios no está con él.”
Jesús le respondió: “En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.”
Dícele Nicodemo: “¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?”
Respondió Jesús: “En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu.
No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de nuevo.
El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.”
Biblia de Jerusalen / se toma como guía el Misal Católico : Asamblea Eucarística. México