Después de esto vi un gentío inmenso, imposible de contar, de toda nación y raza, pueblo y lengua, que estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos
Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: “Esos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde vienen?”
Yo contesté: “Señor, tú lo sabes. El Anciano me replicó: “Esos son los que vienen de la gran persecución; han lavado y blanqueado sus vestiduras con la sangre del Cordero.
Por eso están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su templo; el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos;”
ya no sufrirán más hambre ni sed ni se verán agobiados por el sol ni por viento abrasador alguno,
porque el Cordero que está junto al trono será su pastor y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida; y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico Asamblea Eucarística. México