CUARESMA Y ELECCIONES
Sábado 27 de Marzo de 2010 por René Mondragón
Parece que ambos conceptos -Cuaresma y Elecciones- carecen de relación alguna. ¿Influye una en lo otro?
A raíz de la proximidad de los procesos comiciales en Bolivia –a realizarse el cuatro de abril próximo- los Obispos de aquel país emitieron un mensaje conjunto que pide elecciones libres, pacíficas y transparentes.
En el mismo documento, el Episcopado venezolano invita a los medios masivos a contribuir, creando un ambiente de serenidad, respeto mutuo y tolerancia.
Para todos, creyentes o no, que estén involucrados en el proceso electoral –candidatos, funcionarios de casilla, representantes de los partidos políticos y en general, las autoridades electorales- se les envía una palabra de esperanza, para que el proceso de elección, dicen los obispos, conduzca a mejores días de unidad, convivencia fraterna y armonía.
Si mis agudísimas lectoras e inteligentes lectores lo observan, podrán apreciar un extraordinario paralelismo con lo que se avecina en México y con lo que sería necesario pedir para el 2010 no se vuelva un galimatías pleno de descalificaciones: unidad, convivencia fraterna y armonía. Más claro, ni lo que queda del Cutzamala.
AMBIENTE PREVIO A LAS ELECCIONES
1.- Se reconoce la vocación democrática de nuestro pueblo, lo que es un precedente importante para dejar los balazos, los cochupos, las engañifas y la publicidad gaviotesca, que cuesta bastante sangre, sudor y lágrimas a los contribuyentes.
2.- A un tiempo, se anima a los ciudadanos a profundizar y consolidar los valores cívicos, los principios de todo estado de derecho; y a garantizar la inclusión que participa, la administración socialmente responsable y la autonomía en la unidad.
Este apunte es sensacional. Se trata de una inclusión que no se limita al campo de lo retórico, sino que participa con efectividad y eficacia. Se convoca a la responsabilidad con la sociedad, particularmente con quienes menos tienen, de parte de quienes actualmente detentan el poder público; pero, además –y esto nos parece sumamente enriquecedor- se impulsa a garantizar la autonomía en la unidad del pueblo, de su gente.
3.- Se identifica a las campañas electorales, como espacios apropiados y propicios para que los candidatos hagan del conocimiento de los electores –sin marketing irresponsable ni demagogia- que poseen planes y programas que consolidan bien común porque respetan y privilegian el interés de la gente, de forma especial de las personas en condiciones de vulnerabilidad, de bien ser o bien estar. Pero todo ello, dentro de un modelo de convivencia en paz.
Esto nos viene bien a los mexicanos, particularmente, después del sainete en San Lázaro.
4.- Paralelamente, se insiste a los ciudadanos y se les anima a conocer bien y discernir de forma adecuada, las propuestas de candidatos y a través de ello, ejercer con responsabilidad el voto en las urnas. Buena idea rumbo al 2012, ¿no le parece?
5.- A las autoridades electorales se les conmina a desarrollar un proceso eleccionario con varios atributos: responsable, respetuoso del orden público y con garantías suficientes para que la elección se dé en un esquema de libertad, paz y transparencia.
6.- Un aspecto medular lo constituye la convocatoria a los fieles católicos, invitándolos a dar testimonio público de su fe. El punto sorprendente es que, los Obispos consideran que esta exigencia de testimonio y de fe, se convierta en la motivación más profunda para que los creyentes –no sólo los católicos- acudan a las urnas a sufragar de manera responsable y consciente, pues el buen cristiano, dicen los prelados, también es un buen ciudadano.
Ciertamente, hay de todo en la viña del Señor. Sin embargo, cuando el ciudadano privilegia una serie de valores trascendentes, los comparte y da testimonio de ello, es una buena garantía para la paz, el desarrollo y la construcción del bien común. No hay duda.
