Dichoso quien no acude
a la reunión de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores
ni se sienta en la sesión de los arrogantes;
sino que su tarea es la ley del Señor
y susurra esa ley día y noche.
Será como un árbol plantado junto al río,
que da fruto a su tiempo,
su fronda no se marchita;
en todo lo que hace, prospera.
No sucede así con los malvados,
serán como paja que lleva el viento.
Por eso los malvados
no se levantarán en el tribunal,
ni los pecadores en la asamblea de los justos.
Porque el Señor
se ocupa del camino de los justos,
pero el camino de los malvados se disolverá.
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