[Entonces Azarías, de pie en medio del fuego, se puso a orar así:]
[¡No nos abandones para siempre, por el honor de tu nombre, no rompas tu alianza,]
[no nos niegues tu misericordia, por Abrahán tu amigo, por Isaac tu siervo, por Israel tu consagrado,]
[a quienes tú prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como la arena de la orilla del mar!]
[Señor, somos el más insignificante de todos los pueblos y hoy nos sentimos humillados en toda la tierra, a causa de nuestros pecados.]
[En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocaustos, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso, ni un lugar donde ofrecerte las primicias y alcanzar tu misericordia.]
[Pero acepta nuestra alma arrepentida y nuestro espíritu humillado, como un holocausto de carneros y toros, y millares de corderos cebados.]
[Que éste sea hoy nuestro sacrificio ante ti y volvamos a serte fieles, porque los que en ti confían no quedarán avergonzados.]
[Ahora que te seguimos de todo corazón, que te respetamos y buscamos tu rostro, no nos avergüences.]
[Trátanos conforme a tu bondad y a tu gran misericordia.]
[Sálvanos como en tus maravillosas gestas y engrandece tu fama, Señor.]