CATEOUESIS
Este término no aparece en el Nuevo Testamento, que conoce sin embargo el verbo katechein, literalmente «resonar, hacer eco ». Este primer significado etimológico hace comprender que la catequesis es como la resonancia de una palabra ya dicha, la de Dios. El verbo tiene también el significado de instruir de enseñar de viva voz, de contar (cf. 1cor 14,9; Gál 6,6). Es una acción eclesial que entra en el ministerio más amplio de la Palabra de Dios. Aquí es posible distinguir un primer momento de anuncio, expresado por verbos como krazein (gritar), kervssein (anunciar pregonar), euallgelizein (evangelizar):
martvrein (atestiguar), y un segundo momento de explicitación y de profundización en el que es posible captar la función propia de la catequesis.
En la época posapostólica y patrística la catequesis adquiere el significado fundamental de instrucción básica en la fe dentro del contexto de la institución del catecumenado. Son muy conocidas las catequesis de san Cirilo de Jerusalén (348). Otras homilías catequéticas son las de Teodoro de Mopsuestia y san Ambrosio. La caída del catecumenado en el s. y llevó sin embargo a la desaparición del término «catequesis». Pero le sustituvó el término catechismus. En el s. XIX nace y se desarrolla en la Iglesia católica un amplio movimiento de renovación de la obra catequística y es en este contexto donde reaparece el antiguo término de catequesis, como signo de un retorno a la riqueza de la época de los orígenes y de la superación de una concepción eminentemente intelectualista y nocionista de la obra catequística.
Para una definición más concreta de la catequesis tienen una autoridad particular las indicaciones presentes en los documentos más recientes del Magisterio de la Iglesia. El concilio Vaticano II habla de una catechetica institutio, «cuyo fin es que la fe, ilustrada por la doctrina, se torne viva, explícita y activa tanto entre los niños y adolescentes como entre los jóvenes y también los adultos» (CD 14). Pablo VI habló de la catequesis como de «un camino que hay que tener en cuenta en la evangelización» (EN 44). Esta indicación ha sido recogida por Juan Pablo 11, que, en la Catechesi tradendae ( 1979), afirma que la catequesis es uno de los momentos más importantes de todo el proceso de evangelización (“. 18). Inmediatamente después se afirma que «la índole específica de la catequesis, distinta del primer anuncio del Evangelio, que suscitó la conversión, tiende al doble objetivo de hacer que madure la fe inicial y de educar al verdadero discípulo de Cristo mediante un conocimiento más profundo y J sistemático de la persona y del mensaje de nuestro Señor Jesucristo» (“. 19). A la maduración en la fe de las comunidades y de los cristianos en particular se refiere también el Directorio catequístico general (“. 21), preparado por la Congregación para el clero y – publicado en 1971.
Recogiendo sintéticamente los diversos elementos, podríamos decir.
« Se entiende por catequesis una una de evangelización de los cristianos. una acción de la comunidad eclesial, una acción de la Iglesia que acompaña a toda la vida y que está siempre en relación con la situación concreta de los hombres, por medio de la cual sus miembros se capacitan para comprender, celebrar y vivir el mensaje evangélico, y para participar activamente en la realización de esta comunidad y en la propagación del evangelio. Se entiende la catequesis como camino al conocimiento de la fe y como iniciación en el seguimiento de – Cristo. Tiene que estimular una conciencia crítica, para que los cristianos sepan colaborar en la renovación de la Iglesia y en la transformación de la sociedad en sentido evangélico. Así pues, la catequesis se presenta como “un acto de educación en una fe madura” (A. Exeler). Entre los documentos del episcopado italiano debe señalarse La renovación de la catequesis, promulgado el 2 de febrero de 1970 como documento pastoral de su magisterio, sobre la catequesis y la recopilación de los nuevos catecismos. La Asamblea plenaria de la Conferencia episcopal española de febrero de 1976 se dedicó a fondo al tema del Catecismo para preadolescentes, y en el mes de junio de 1976 se aprobó un Manual del educador para catequistas; en 1979 se publicaron también unas Orientaciones pastorales sobre la enseñanza religiosa escolar.
M. Semeraro
Bibl.: Catequesis. en DP, 145-168; 5. Movilla, Catequesis, en CFP, 120-141; G. Groppo, Feologia y catequesis, en DTI, 1, 94- 109.