[De David.] Te doy gracias, Yahvé, de todo corazón, por haber escuchado las palabras de mi boca. En presencia de los ángeles tañeré en tu honor,
me postraré en dirección a tu santo Templo. Te doy gracias por tu amor y tu verdad, pues tu promesa supera a tu renombre.
El día en que grité, me escuchaste, aumentaste mi vigor interior.
Te dan gracias, Yahvé, los reyes de la tierra, cuando escuchan las palabras de tu boca;
y celebran las acciones de Yahvé: “¡Qué grande es la gloria de Yahvé!
¡Excelso es Yahvé, y mira al humilde, al soberbio lo conoce desde lejos!”
Si camino entre angustias, me das vida, ante la cólera del enemigo, extiendes tu mano y tu diestra me salva.
Psa 138:8 Yahvé lo hará todo por mí. ¡Tu amor es eterno, Yahvé, no abandones la obra de tus manos!
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