Alef. Dichosos los que caminan rectamente, los que proceden en la ley de Yahvé.
Dichosos los que guardan sus preceptos, los que lo buscan de todo corazón;
los que, sin cometer iniquidad, andan por sus caminos.
Tú promulgaste tus ordenanzas, para que sean guardadas cabalmente.
¡Ojalá mis caminos estén firmes para poder guardar tus preceptos!
No me veré entonces defraudado al mirar todos tus mandamientos.
Te daré gracias con toda sinceridad cuando aprenda tus justas normas.
Quiero observar tus preceptos, no me abandones del todo.
Bet. ¿Cómo purificará el joven su conducta? Observando tu palabra.
Te busco de todo corazón, no me desvíes de tus mandatos.
En el corazón guardo tu promesa, para no pecar contra ti.
¡Bendito seas, Yahvé, enséñame tus preceptos!
Con mis labios he contado lo que dispone tu boca.
Me recreo cumpliendo tus dictámenes más que en toda riqueza.
Tus ordenanzas quiero meditar y fijarme en tu forma de actuar.
Me deleito en tus preceptos, no olvido tu palabra.
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