Palabra de Dios 22 de Abril de 2025. MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles ( 2, 36-41 )
El día de Pentecostés, dijo Pedro a los judíos: “Sepa todo
Israel, con absoluta certeza, que Dios ha constituido Señor y
Mesías al mismo Jesús, a quien ustedes han crucificado”.
Estas palabras les llegaron al corazón y preguntaron a Pedro
y a los demás apóstoles: “¿Qué tenemos que hacer, hermanos?”
Pedro les contestó: “Arrepiéntanse y bautícense en el nombre de
Jesucristo, para el perdón de sus pecados y recibirán el Espíritu
Santo. Porque las promesas de Dios valen para ustedes y para
sus hijos y también para todos los paganos que el Señor, Dios
nuestro, quiera llamar, aunque estén lejos”.
Con éstas y otras muchas razones los instaba y exhortaba,
diciéndoles: “Pónganse a salvo de este mundo corrompido”.
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les
agregaron unas tres mil personas.
Palabra de Dios.
SALMO.
Salmo ( 32 )
R. En el Señor está nuestra esperanza. Aleluya.
Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. El
ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades.
R.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían;
los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida.
R.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y
nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que
en ti, Señor, hemos confiado.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Juan ( 20, 11-18 )
El día de la resurrección, María se había quedado llorando
junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al
sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el
lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera
y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: “¿Por qué
estás llorando, mujer?” Ella les contestó: “Porque se han llevado
a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto”.
Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no
sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: “Mujer, ¿por qué estás
llorando? ¿A quién buscas?” Ella, creyendo que era el jardinero, le
respondió: “Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto”.
Jesús le dijo: “¡María!” Ella se volvió y exclamó: “¡Rabuní!”,
que en hebreo significa ‘maestro’. Jesús le dijo: “No me retengas,
porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos:
‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ ”.
María Magdalena se fue a ver a los discípulos y les anuncio:
“¡He visto al Señor!”, y les contó lo que Jesús les había dicho.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Tras el descubrimiento del sepulcro
vacío, san Juan relata la aparición a María Magdalena.
Dos ángeles le anuncian que Aquél que ella busca ha
resucitado. Jesús mismo lo confirma apareciéndosele de
repente. Entonces Él la llama por su nombre y, a su vez,
se deja llamar con la palabra más familiar de «¡Rabuní!»
–y no con la más formal de «Rabbí»– como normalmente
era nombrado. Y mientras ella pretende tocarlo, Él le
confía el mensaje que ha de llevar a sus hermanos. Un
mensaje sorprendente y altamente revelador: «Subo a
mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios»