Palabra de Dios 16 de Ago. de 2024. VIERNES XIX DEL TIEMPO ORDINARIO.

Palabra de Dios 16 de Ago. de 2024. VIERNES XIX DEL TIEMPO ORDINARIO.

Palabra de Dios 16 de Ago. de 2024. VIERNES XIX DEL TIEMPO ORDINARIO.

Evangelio del dia.

PRIMERA LECTURA.

Libro del profeta Ezequiel (16, 59-63)

Esto dice el Señor: “Yo te trataré, Jerusalén, conforme a tus
acciones, pues despreciaste tu juramento y quebrantaste mi
alianza. Pero yo tendré presente la alianza que hice contigo
cuando eras joven y haré contigo una alianza eterna. Tú te
acordarás de tu conducta y te avergonzarás al recibir a tus
hermanas, las mayores y las menores, pues yo te las daré como
hijas, pero no en virtud de la alianza hecha contigo.
Yo mismo haré una alianza eterna contigo y sabrás que yo soy
el Señor, para que tengas presente tu pasado, te avergüences y no
vuelvas a abrir la boca para presumir, cuando yo te perdone todo
lo que hiciste”. Esto dice el Señor todopoderoso.

Palabra de Dios.

SALMO.

Is (12, 2-3 4bcd 5-6)

R. El Señor es mi Dios y salvador.

El Señor es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada
temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación.
Sacarán agua con gozo de la fuente de la salvación.
R.

Den gracias al Señor e invoquen su nombre, cuenten a los
pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime.
R.

Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra.
Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha
sido grande con nosotros.
R.

EVANGELIO.

Evangelio según san Mateo (19, 3-12)

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y, para
ponerle una trampa, le preguntaron: “¿Le está permitido al
hombre divorciarse de su esposa por cualquier motivo?”
Jesús les respondió: “¿No han leído que el Creador, desde un
principio los hizo hombre y mujer, y dijo: ‘Por eso el hombre
dejará a su padre y a su madre, para unirse a su mujer, y serán
los dos una sola cosa?‘ De modo que ya no son dos, sino una sola
cosa. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”.
Pero ellos replicaron: “Entonces ¿por qué ordenó Moisés que
el esposo le diera a la mujer un acta de separación, cuando se
divorcia de ella?”
Jesús les contestó: “Por la dureza de su corazón, Moisés les
permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así.
Y yo les declaro que quienquiera que se divorcie de su esposa,
salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, y se case con otra,
comete adulterio; y el que se case con la divorciada, también
comete adulterio”.
Entonces le dijeron sus discípulos: “Si ésa es la situación
del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse”.
Pero Jesús les dijo: “No todos comprenden esta enseñanza, sino
sólo aquellos a quienes se les ha concedido. Pues hay hombres
que, desde su nacimiento, son incapaces para el matrimonio;
otros han sido mutilados por los hombres, y hay otros que han
renunciado al matrimonio por el Reino de los cielos. Que lo
comprenda aquel que pueda comprenderlo”.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN:
El Antiguo Testamento tenía uno de sus centros en la figura
de Moisés, que era el representante de la Ley. Sin embargo,
Jesucristo es la plenitud y el coronamiento del decálogo y
de toda ley humana; nos enseña que el amor en el matrimonio
tiene su modelo en el amor del Señor hacia su Iglesia.
Cristo ama a la Iglesia como a su Esposa, de tal modo que
Cristo se ha unido a cada persona humana y a la Iglesia para
siempre, a semejanza de los esposos que forman una sola unidad.
Cada matrimonio y cada familia están llamados a imitar el amor
de Dios que es Trino, es decir “familia”; cada uno está invitado
a copiar el amor total de Jesús por su Iglesia, a calcar las
características de su amor abnegado por ella. Para lograrlo
hemos de buscar darnos a nosotros mismos de manera generosa
y sincera. Una auténtica familia cristiana es aquélla en la
que además del crecimiento en el amor humano y afectivo hay
también un esfuerzo por ser santos.

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