La interpelación del rey aclamado, negado y muerto.
Aclamado.
Con el domingo de ramos empezamos a vivir la semana mayor como se le conoce propiamente en la iglesia católica. El Papa Francisco ha insistido en que los católicos debemos de madurar en la fe dando fiel testimonio de ser verdaderos católicos cristianos, no simplemente de nombre o por bautizo y la semana mayor es todo un reto a enfrentar.
El Papa Francisco no es el único que motiva a la iglesia a vivir intensamente la fe sino el mismo Cristo Jesús que nos interpela en que seamos los primeros en dar un testimonio fiel a su imagen, los discípulos de Jesús solo pueden reproducir una sola imagen y es la de él, para ello hay que conocer esa imagen como lo hace el pintor que observa lo que va a pintar y luego comienza con su obra. La iglesia ha intensificado la formación básica, media y avanzada en todos los niveles de sus miembros para que vivan una fe viva, profunda. Es normal que no se note el impacto religioso y social de esta formación todavía, sin embargo es un hecho en que aumenta la calidad y cantidad de gente que se adhiere de manera activa a la iglesia conforme va pasando el tiempo.
Jesús nos interpela a no desistir de la fe que el mismo nos da, el domingo de ramos como tradicionalmente se conoce muchos gritaron: ¡Hosanna, viva el rey de Israel!; el evangelio según San Juan en su capítulo 12, 12-13 emiten palabras que hace que se entre corte la saliva en la boca por la emoción de gritar ¡viva Jesús, mi rey!, es bueno disfrutar esas bellas palabras:
Al día siguiente, al enterarse la numerosa muchedumbre que había llegado para la fiesta, de que Jesús se dirigía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a su encuentro gritando: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, y el rey de Israel!”
Es impactante como Jesús llena la vida de los hombres, da respuesta a esas dudas de fe, mantiene lleno el espíritu del hombre encumbrándolo a amar más a Jesús, le hace razonar su fe, le sedujo el corazón envolviéndolo en un ambiente de gran plenitud, el corazón optó a darle una respuesta positiva aceptándolo e invitándolo a ser su Señor.
Negarlo.
Comencemos con una pregunta actual: ¿soy tú Rey?, ¿tú Señor?, ¿tú Dios?, sí es así, entonces, ¿por qué me niegas?, muchos diremos: yo no te niego, soy muy creyente en ti, en Dios Padre y el Espíritu santo.
Jesús nos interpela a los cristianos que más nos hemos metido al servicio de él, a que meditemos antes de poner, de tender en el piso nuestra rama de olivo, o manto, o palma, aclamándolo como rey, desgraciadamente muchos no medimos la magnitud e nuestras palabras y el compromiso que hay en esa aceptación y en tender mi capa, mi manto, mi rama a los pies de él; Pilato preguntó: ¿eres el rey de los judíos?; no solo diciendo: “no” se niega algo, un gesto de mover la cabeza indica negación, otra manera es de no acatar lo que viene de él y lo más fácil de captar es negar a alguien haciendo todo lo contrario de lo que representa, por ejemplo: “esta es mi familia”, la manera de negarla es no cuidándola, puede hacerle un cariño al niño del vecino pero a los hijos propios tratarlos con puras palabras anti-sonantes, puede que los ojos se le vayan por la vecina, la empleada, la patrona, pero por la esposa solo sienta asco y la maltrate, dice que son sus hijos y nunca quiere ir a una reunión de la escuela, dice que por su familia se mata la vida y nunca tiene tiempo para ella, ¿no es una manera de negar a su familia?, con sus hechos demuestra que no es su familia aunque dice que es su familia, así es la fe y así se niega muchas veces a Cristo, al rey que victorianos cuando nos va bien, cuando cumple nuestras peticiones, cuando sentimos bonito, al rey esclavo que tiene que obedecer lo que queremos, al rey que se tiene que hacer de la vista gorda y perdonar todos nuestros errores.
Cada semana en nuestra ciudad se bautiza a pequeños en la fe católica, los papas y padrinos acuden a las pláticas pre-bautismales, la iglesia exige que se les haga bien notar a papas y padrinos, la gran responsabilidad, el compromiso y el paso que van a dar, el cual es irreversible, pues no es un juego la religión que hoy se toma y mañana se deja por el mejor postor. Ese pequeño o nena quedará bautizada en la fe católica, llena del espíritu santo, con un nombre que la va a identificar por siempre y él o ella tendrán que vivir conforme al principio del catolicismo, el cual será cultivado por la iglesia pero principalmente por los papas y padrinos, pues ellos son los que harán el acto de fe sabiendo que va a ser de gran bien para toda su vida de ese pequeño.
Equivocada estaría la iglesia en no bautizar a los pequeños, pues así como se ha procurado la vacuna, la alimentación, su salud cuando enferman, la educación que va a la inteligencia, al razonamiento, a su cuidado integral, su crecimiento corporal para ese sano desarrollo y no necesariamente se le pide que acepte el pequeño o la nena, así se debe de procurar la fe que va a la parte espiritual; un error común es escuchar las voces que claman diciendo que no es correcto bautizar sin estar conscientes (adultos), el detalle: ¿por qué esas voces educan y meten a fuerza la fe de ellos a sus pequeños?, ¿qué no se debe de dejar crecer para que ellos elijan?, ¿por qué desde pequeños salen con los papas a evangelizar?, ¿no es hipócrita bautizarlos de grandes cuando ya están bien adoctrinados?
Se niega a Cristo cuando no damos testimonio de ser católicos, primero hay que conocer nuestra religión para poder saber cómo dar testimonio, hay que conocer a Cristo Jesús para poder amarlo y llamarlo “Rey”, “Señor”, “Dios”.
Matamos.
Jesús nos interpela en esta semana santa, sí es nuestro rey, ¿por qué lo matamos?, ¿por qué lo malbaratamos y lo sacamos de la vida como si fuera un muerto?, pero más aún: “lo matamos con nuestra vida insignificante al separar la fe de nuestra vida diaria”: ¡eso es religión, yo quiero hablar de política!; ese ladroncillo de baterías de autos que daña el bien de sus vecinos, parientes amigos es un bautizado que sabe que robar va contra Jesús y lo hace, pero una cosa es la fe y otra el robo ¿verdad?, el que le compra la batería o acumulador robado es un bautizado y sabe que comprar robado es un delito, deshonrando a su madre y padre, pero sigue vendiendo robado y lo sabe, ahh, pero una cosa es la religión y otra la vida diaria.
Es una pena ver que muchos hombres que representan la ley sean los primeros en quebrantarla, piden dinero a quién viola según la ley de tránsito para no multarle y no le salga tan caro, ufff ya ven, como está de cara la vida, pues mejor una “mordidita”, esperan en lugares estratégicos para actuar impunemente y muchos que aceptan darle esa “mordida” a ese bautizado fomentan la injusticia y la corrupción, ahh, pero no se le olvide una cosa es la iglesia o Jesús y otra cosa es la vida práctica, además, hermano no hay dinero, la pregunta sería: ¿quién te manda violar la ley sí sabes que puede haber multa y salir caro?
Sí, en el templo somos puritanos pero saliendo vendemos al Cristo esperando a quién se deje timar o caiga incauto en un negocio chueco, pero negocios son negocios y la religión es otra cosa. Jesús hoy nos recuerda: “hoy estarás conmigo en el paraíso”, que tan lejos podemos estar de esa realidad, o necesitamos la disculpa y perdón de Cristo: “perdónalos porque no saben lo que hacen”, oyendo los argumentos del diablo en el huerto de Getsemaní, resonarían las palabras del diablo: ¿vas a morir por esos pecadores?: ladrones, violadores, corruptos, asesinos, traficantes, engañadores, viciosos, pervertidos, blasfemos, burlones, hostiles, violentos, mentiroso, satánicos, etc. quizá, de verdad no sabemos lo que hacemos y por eso aunque Jesús es nuestro rey, lo negamosy lo podemos matar las veces que sea necesario, al cabo, que el perdona todo y ha venido por los pecadores.
Hoy, este rey pide la honra, la fidelidad y defenderle incluso con la vida, este rey necesita el testimonio de que se cree en él, que se le ama y se le preserva. Un rey que pide un voto tuyo y mío, pide un signo de amor y de cuidado de la vida. El Cristo que enamorado se entrega a los hombres, que con convencimiento se dejó conducir al calvario y derramar su sangre, la cual es la garantía de la salvación para que quien crea en él sea salvo.
Los improperios los ha escuchados durante siglos en la boca de los cristianos, ahora espera una transformación: “Sí es el rey”, darle honor y gloria”, “sí es rey, adórale”, “sí es rey aclámalo”, sí es rey, ¿por qué entregarlo en manos asesinas? Que solo buscan desaparecerlo de la vida de los hombres.
Al consumarse su muerte, su dulce desafío es: demuéstrame con hechos que soy tú “Rey”, ese que en domingo de ramos glorificaste, aclamaste, a quién cantaste ese himno: “que viva mi Cristo” o gloria, gloria a Dios en el cielo”, hoy la fe es práctica, vive como debe de vivir un discípulo de Cristo Jesús, en hora buena, los retos nos hacen crecer y amar más a Cristo, los retos, nos hace crecer en la fe y los retos nos fortalecen como iglesia. “Qué viva Jesús el salvador”, ¡larga vida en el corazón de los hombres! Y dicha para el que lo niegue, le entregue, le mate ahora por voluntad propia cumpla con un cambio que haga seguir gritando: “Hosanna, Jesús es mi rey”, “Hosanna, es mi Señor”, Hosanna, es mí Dios”.