Eucaristía de vida eterna que reta al católico del siglo XXI.
Sacramento de la eucaristía.
Hace varios ayeres, hice mi primera comunión en una parroquia llamada la Inmaculada concepción. Recuerdo con mucha alegría aquellas horas que se me hacía muy difícil aprenderme todo lo que me enseñaban las catequistas y más presionado cuando me dijeron que tenía que prepararme para poder recibir mi primera comunión. Me imaginaba a un sacerdote muy grande que me iba a preguntar todo y sí tenía equivocaciones me iba a reprobar. Nunca imagine porque tenía que confesarme para recibir mi primera comunión y más recuerdo cuando una vez iba a comulgar y un compañero me dijo: “No te has confesado”, la verdad, no supe que decir y fui a comulgar. Después vi un letrero: “católicos hacía el siglo XXI bien ubidos en la eucaristía”, eso me inquieto.
¿Realmente sabía lo importante del sacramento de la eucaristía?, tal vez no y a la vez sí, porque recuerdo unas palabras de una catequista: “vas a recibir por primera vez la sangre y cuerpo de Jesús”, Jesús va a entrar en ti, era verdaderamente emocionante. No sé cómo explicarlo, lo que sentí cuando me estaba confesando, era un muchacho de apenas 11 años. Yo solo sé que sentí un alivio, muy probablemente no hice un buen examen de conciencia, no lo sé, sin embargo me sentía también y a la vez fui perdiendo el miedo al sacerdote. Lo que me llegue a cuestionar: sí yo tuve esos problemas como católico, creo que otros católicos también experimentaron esa sensación de incertidumbre y de satisfacción rara. Después al graduarme alguien dijo: “el mexicano del siglo XXI necesita hundirse en el conocimiento. ¿Hundirse?, la Iglesia dice: lleno de Jesús y el hombre dice: lleno del conocimiento, ¿cuál será lo que me conduzca ala verdad?
La tradición en mi hogar.
Mi madre no nos habla mucho de la palabra de Dios, más bien lo que ella decía que me tenía que comportar como Jesús y que sí evitaba pecar seguro sería más digno para la salvación. Mi padre y madre no faltaban a misa, no hablaban mal de los acerdotes, había un pequeño templo a unos 80 metros, me confesé y comulgue varias veces ahí e incluso, en un tiempo ayudaba en la sacristía haciendo mandados. Al crecer me relacionaba con casi puros católicos, familias muy piadosas, devotas, otras sufrían por tener hijos muy rebeldes, a mis 14 años conocí por primera vez a unos dizque testigos de Jehová que eran católicos y después se volteaban feroces contra la Iglesia y me pregunte: ¿qué pasa con esa gente, acaso no piensan?, sí se desmerecen por María y Jesús, luego al paso del tiempo tuve una novia que era muy devota y cada domingo íbamos a misa, en pocas palabras, no tenía razones para olvidar los sacramentos, olvidar a Jesús ni muchos menos el cuerpo y sangre de Jesús.
La rebeldía del corazón.
No sabría en que momento un católico descuida su parte espiritual y se aleja de Dios, más alarmante cuando las dudas brotan a consecuencia de ese alejamiento, y sobre todo, busca miles de excusas para justificar la falta de compromiso con Dios, tal vez diga yo: “es tiempo de rebeldía del corazón”. La etapa joven puede que quiebre el poco acercamiento con Dios y reforzado con una educación académica anti-católica, termina por quebrarse por completo. La rebeldía del corazón busca una especie de independencia, no solo de Dios sino de todo e incluso se puede convertir uno mismo el punto de convergencia, la pregunta que ahora me surge es la siguiente: ¿cuándo termina la rebeldía del corazón?, digo esto porque nos casamos y desgraciadamente nuestros hijos son más ignorantes de lo que fuimos nosotros en cuanto a la fe, mucho saber para nada, menos sensibles, más alejados del bien, con una vanagloria hasta los cielos etc.
¿La rebeldía termina cuando me hago viejo?, no creo que sea madurez pues yo veo a muchos ancianos y caballeros ya madurones muertos en vida, prefiriendo estar sentados en el jardín que estar con Dios, damas ya sesentonas que prefieren mil cosas banales que a Dios, entonces, ¿hasta cuándo dejará el corazón de ser un rebelde?, me respondí: hasta que me enferme gravemente, o suceda algo terrible o sienta que ya es hora de acercarme a Dios porque mi vida se esfuma con la vejez?
Falta de un corazón enamorado.
Cuestionando a mí corazón y acorde con lo que el Papa Francisco pide a los católicos del siglo XXI, puede concretar algunos factores quizá sea mi caso, pero siento que respondía a la falta de amor por Jesús, Jesús eucaristía y a la falta de amor a su cuerpo y sangre, que de ninguna manera rechazaba o no le creía, pero que un católico del siglo XXI no podía enfrentarla:
1) Una falta de seguimiento en la doctrina sobre Jesús eucaristía.
2) Un descuido involuntario por falta de mis padres para cuidar el sacramento.
3) La falta de atención de la Iglesia en el momento de la adoración de Jesús sacramentado.
4) Accesibilidad a las confesiones y orientación sobre el mismo sacramento.
5) Flojera personal.
6) Falta de carácter de mis padres para que cumpla como católico.
7) Ignorancia del papel de un católico.
8) Falta de crecimiento espiritual.
9) Falta de profundización en homilías sobre la santa eucaristía.
10) Falta de conocimiento de la sagrada palabra de Dios.
Estos factores propiciaron un descuido en el fomento del amor con Jesús, el cortejo con el enamorado fue tan superficial que se desvanece con actividades cotidianas, ¿qué pena dejar pasar tantos años de mi vida.
El gran descubrimiento de la salvación y vida eterna.
Preguntaba que cuando termina la rebeldía del corazón porque a mí en lo particular llego antes de los cuarenta años y fue una extraordinaria sorpresa, la vida es más sencilla sí Jesús toma la iniciativa en la vida de uno. La lucha contra el pecado es más efectiva alimentado con el cuerpo y sangre de Jesús, el amor al sacramento de la sagrada eucaristía se saborea y disfruta, el deseo de profundizar el amor a Jesús eucaristía llena la vida de deseos de estar aunque sea una hora con él.
No hay cosa más fácil cuando la misma palabra de Dios da motivos de fe, esperanza y amor por Jesús. Me hubiera evitado dolores de cabeza sí yo hubiera cumplido con la educación de mis hijos en Jesús, el nivel espiritual se eleva sobre el cuerpo. Cuanta ignorancia había que la confesión ahora es algo necesario que me une con Jesús y me pone en amistad con Dios, que caray, tanto beneficio y desperdicio de Dios echado a la basura, aun queriendo ser positivo, lo aprendido no supera lo espiritual.
En resumidas cuentas.
Hoy puedo aspirar al cielo con certeza, la necesidad del cuerpo y sangre son alicientes que me invitan a vivir mejor, la vida eterna se desea y se tiene la esperanza de que sí aquí disfruto a Jesús, el goce sublime será maravilloso en la eternidad. Ahí estaba la eucaristía, ahí estaba Jesús, ahí está nuestra santa eucaristía esperando al reconciliado, yo era el que andaba perdido y lejos de la realidad del plan de vida planeado por Dios.
Los deseos de amar más a Jesús lo pido al espíritu santo para que me muestre a Jesús y al Padre, que me lleve al conocimiento de la verdad, disfrutar como un glotón el cuerpo y sangre de Jesús sin hacerme un traga hostias. Alimentado por Jesús podremos enfrentar los retos a la fe de este siglo XXI que se quiere levantar furioso contra los católicos. Felicidades amigos porque todos tienen el derecho y la misma posibilidad, es fácil haciendo la prueba, pues Dios no defrauda ni mucho menos engaña, en hora buena.