Misa de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
“HACE OÍR A LOS SORDOS Y HABLAR A LOS MUDOS”.
En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. Él lo apartó aun lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: “¡Effetá!” (que quiere decir “¡Ábrete!”). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: “Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.
PALABRA DEL SEÑOR.- GLORIA A TÍ, SEÑOR, JESÚS.
LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
Se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.