Guardia de Honor… sus practicas
Las prácticas de la obra son tres:
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La inscripción de los Guardias en el Cuadrante
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La Hora de Guardia
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La preciosísima Ofrenda
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La inscripción en el Cuadrante: cuando nuestro Señor confió a Santa Margarita la misión de promover en todo el mundo el culto a su Divino Corazón, preciso en términos concretos como deseaba que se practicase este culto.
Entre otras cosas le dijo: “tengo contento y gusto especial en ver mi amor honrado bajo la forma de un corazón de carne. Deseo que esta imagen sea expuesta en público, para conmover por este medio el corazón insensible de los hombres”. Y añadió: “En todas partes donde sea expuesta esta imagen para ser especialmente honrada, atraerá toda clase de bendiciones”. Respondiendo a este llamado la Guardia de Honor ha tomado por estandarte horario, que tiene al centro la imagen del Corazón de Jesús Herido por la Lanza, y por lema estas palabras: “Gloria, Amor y Reparación”. Exige además que los nombres de los Guardias, ya inscritos en los registros de la Archicofradía, lo sean además en este piadoso estandarte.
En nuestros tiempos, Nuestro Señor Jesucristo reclama de cada uno de sus hijos un acto de fe, de reparación y de amor: los Guardias de honor se lo ofrecen con toda la generosidad de que es acreedor el Corazón de su Rey y de su Dios.
El cuadrante se expone en las Iglesias o capillas de cada centro cerca del Altar o del Sagrario.
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La Hora de Guardia: los socios eligen a su voluntad la hora de Guardia, no es preciso pasar esta hora en oración ni ir a la Iglesia. Nuestro Señor decía un día a Santa Margarita María que quería “todo por amor nada por la fuerza”, con esta frase quería precisar con anticipación la manera de hacer la hora de Guardia. Todo se deja en ella a la iniciativa personal. Se sugiere al principio que cuando da la hora los Guardias sin hacer ningún cambio en sus ocupaciones ordinarias, van en espíritu al Sagrario y allí ofrecen a Jesús sus pensamientos, sus palabras, sus obras y el deseo que tienen de consolar con su amor a su Divino Corazón.
Durante esta hora que tratan de pasarla en cuanto es posible unidos a Nuestro Señor, los Guardias hacen un acto de amor, ofreciendo un pequeño sacrificio y diciendo de cuando en cuando la preciosísima ofrenda. Pero nada de esto es obligatorio, cada uno sigue el impulso de su corazón y de su piedad para santificar su hora de Guardia.
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Preciosísima Ofrenda: a lo largo de su hora los Guardias ofrecen al Eterno Padre la Sangre y Agua salidas del Corazón de Jesús. puede hacerlo sin que nadie lo note, yendo y viniendo, trabajando y sufriendo y aún conversando. La sola elevación del corazón basta.