Para poder hablar de la Espiritualidad de la Guardia de Honor, de su amor y del culto de gloria, amor y reparación que rinde al Sacratísimo Corazón de Jesús, recordemos que los Guardias de Honor somos unos cristianos, como todos los demás, pero que nos hemos consagrado, por iniciativa personal y movidos por la gracia, al Sagrado Corazón de Jesús.Nuestra consagración como Guardias la realizamos el día de nuestra admisión a la Archicofradía de la Hora de Presencia ante el Sagrado Corazón de Jesús. Esta consagración es una profundización en la consagración bautismal.Recordemos que por el Bautismo, que recibimos desde muy tierna edad, ya estamos consagrados a Cristo que nos ama y no ha hecho participes de la Vida Divina, por lo cual nos llamamos y somos hijos de Dios. Así que como miembros de la Archicofradía nos regalamos a Cristoque nos dona su Amor Divino que mana, como de una fuente, de su Sacratísimo Corazónpara todo aquel que con gusto se acerca a Él y quiere reservarse para corresponderle con amor.
El Guardia de Honor, pues, desea vivir de acuerdo a su ser cristiano, siente la alegría de haber sido purificado gracias a las aguas bautismales y cree que es una persona nueva en Cristo; su propósito es apartarse del pecado en todas sus expresiones y guardarse en estado de gracia y santidad para Cristo y solo por amor a Cristo. El Guardia de Honor, como todo cristiano debe hacer lo que piensa, lo que desea, lo que dice, lo que hace, lo dedica al Sagrado Corazón de Jesúscomo una ofrenda de amor y reparación: pensemos que ya por su consagración, todo lo que “brote de él” ha de ser una ofrenda en este sentido. En fin, digámoslo así, el cristiano Guardia de Honor ha emprendido, movido por el Espíritu Santo, según su estado de vida y vocación, un camino que le lleva hacia el Sagrado Corazón de Jesús. el camino que emprende el Guardia de Honor guiado por el Espíritu Santo se llama espiritualidad; es preciso que esté atento a las inspiraciones del Espíritu y siga el camino que le indique para profesar una verdadera Devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Una pregunta que tenemos que hacernos es: ¿Nos dejamos conducir por el Espíritu Santo? Porque su no es así, ¡atención, Guardias de Honor! Apartándonos del Espíritu no caminaremos hacia Cristo, nos perderemos posiblemente en simples prácticas devocionales vacías y hasta supersticiosas. Permitamos que el espíritu nos conduzca en todo momento, así viviremos una verdadera espiritualidad al Sagrado Corazón de Jesús.