San Ignacio de Antioquía Obispo y Martir.
“LOS HOMBRES CONOCIERON A DIOS, PERO NO LO GLORIFICARON COMO DIOS”.
Hermanos: Como ven, no me avergüenzo del Evangelio. Es una fuerza de Dios y salvación para todos los que creen, en primer lugar para los judíos, y también para los griegos.
El Evangelio manifiesta cómo Dios nos hace justos, es decir, nos reforma por medio de la fe y para la vida de fe, como dice la Escritura: El que es justo por la fe vivirá.
Desde el cielo nos amenaza la indignación de Dios por todas las maldades e injusticias de aquellos que sofocan la verdad con el mal.
Todo lo que se puede conocer de Dios lo tienen ante sus ojos, pues Dios se lo manifestó.
Lo que es y que no podemos ver ha pasado a ser visible gracias a la creación del universo, y por sus obras captamos algo de su eternidad, de su poder y de su divinidad.
De modo que no tienen disculpa.
A pesar de que conocían a Dios, no le rindieron honores ni le dieron gracias como corresponde. Al contrario, se perdieron en sus razonamientos y su conciencia cegada se convirtió en tinieblas.
Creyéndose sabios, se volvieron necios.
Incluso reemplazaron al Dios de la Gloria, al Dios inmortal, con imágenes de todo lo pasajero: imágenes de hombres, de aves, de animales y reptiles.
Por eso Dios los abandonó a sus pasiones secretas, se entregaron a la impureza y deshonraron sus propios cuerpos.
Cambiaron la verdad de Dios por la mentira. Adoraron y sirvieron a seres creados en lugar del Creador, que es bendecido por todos los siglos: ¡Amén!
Por esto Dios dejó que fueran presa de pasiones vergonzosas: ahora sus mujeres cambian las relaciones sexuales normales por relaciones contra la naturaleza.
Los hombres, asimismo, dejan la relación natural con la mujer y se apasionan los unos por los otros; practican torpezas varones con varones, y así reciben en su propia persona el castigo merecido por su aberración.
Ya que juzgaron inútil conocer a Dios, Dios a su vez los abandonó a los errores de su propio juicio, de tal modo que hacen absolutamente todo lo que es malo.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.