El Misterio Pascual, es decir, el misterio de la Pasión, muerte y resurrección del Señor Jesús, siempre ha sido el centro y culmen de la vida espiritual de la Iglesia. Es en la Eucaristía donde la Iglesia celebra el Misterio Pascual, y en ella le rinde a su Señor resucitado y glorioso el culto que se merece, y es en la misma Eucaristía donde por Cristo, con Él y en Él, le rinde un verdadero culto de honor y gloria a Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo.
En el primer milenio cristiano lo que prevaleció en la reflexión y contemplacióndel Misterio Pascual fue la consideración de Cristo resucitado y glorioso, y es solo en los comienzos del segundo milenio cuando se abre camino a una mayor consideración y contemplación de su naturaleza humana, particularmente su humanidad sufriente. Así, en la reflexión y en la contemplación místicas de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo se retoma lo que nos refieren los Evangelios: la entrega de su persona divino-humana en el sacrificio perfecto que hace en el altar de la cruz, movido por el amor ardiente que brota de su Corazón herido por nuestros pecados.
Así, pues, la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús en el segundo milenio florece en las grandes órdenes religiosas, tanto de hombres como de mujeres y, desde estos lugares, se difunde con gran rapidez entre los demás fieles de la Iglesia y se vuelve una Devoción popular en muchas partes. Muchos hombres y mujeres santos, verdaderos místicos de su tiempo, se sintieron atraídos por esta Devoción y, por su experiencia que quisieron compartir, se encargaron de difundirla como un camino seguro que conduce al cristiano a su santificación y a experimentar un verdadero encuentro de amor con nuestro Señor Jesucristo.
Entre los que reflexionaron, practicaron y difundieronla Devoción al Sagrado Corazón de Jesús se cuenta a San Anselmo (1033-1109) A San Bernardo (1090-1153) San Buenaventura (1217-1247) a Santa Gertrudis (1256-1302) Santa Catalina de Siena (1347-1380) San Francisco de Sales (1567-1622) Santa Juana Francisca Fremiot de Chantal (1572-1641) San Juan Eudes (1601-1680) y muchos santos mas, grandes enamorados del Corazón de Jesús. Pero a quien se considera la primera en propagar la Devoción, en el segundo milenio fue a Santa Gertrudis, una mística que vivió en Alemania, en el monasterio de Helfta de la orden cisterciense.
