Esto dice el Señor:
“¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”.
El pasado 6 de Enero, festejamos a los Reyes Magos que emprendieron un camino largo para encontrar y adorar al niño Jesús recién nacido. Quisiera hacer una reflexión sobre este pasaje en el Dominical de hoy. Hay dos puntos que quisiera recalcar de este relato: el primero es que nos recuerda que nuestra razón de ser en este mundo es y debe ser siempre el buscar a Dios para adorarlo; luego, el simbolismo de que Dios vino a hacerse presente a todos los hombres y mujeres, sin importar nacionalidad, raza, credo o distancia.
Para empezar, extraigo la siguiente cita de la homilía del Papa Francisco del 6 de Enero: ‘los magos no se pusieron en camino porque hubieran visto la estrella, sino que vieron la estrella porque se habían puesto en camino’ (cf. San Juan Crisóstomo). Para encontrar a Dios, hay que salir a buscarlo. Una amiga me dijo una vez que sentía mucha espiritualidad cuando iba a su iglesia Cristiana, y que nunca sintió cuando iba a misa. Describía actividades y experiencias similares a las que yo experimentaba en eventos fuera de la misa, como seminarios, retiros, adoraciones, etc. Los católicos también tenemos esas actividades y se comparten experiencias de vida muy conmovedoras, pero es necesario participar en ellas en horas adicionales a las de la santa misa, es decir, hay que salir a buscarlas (y en ocasiones organizarlas). No se puede tomar una actitud pasiva ante nuestra religión, y no basta con ir a misa cada domingo y ya. De hecho no deberíamos tomar una actitud pasiva en ningún aspecto de nuestra vida. Cosas interesantes pasan a los que emprenden el camino, y puede que llegues a donde querías o puede que llegues a un lugar mejor que ni imaginabas; Dios pone la estrella que nos guía y aparece al andar.
La segunda reflexión que quiero hacer es sobre la universalidad de la salvación de Dios. Los magos que llegaron, no eran de Judea, sino de países lejanos. Seguro eran de religiones diferentes y sin embargo, el niño Dios se ofrece indefenso también por ellos. El judaísmo era en aquel entonces una religión excluyente. Cristo transforma esta forma de pensar y manda a sus discípulos a todos los rincones de la Tierra a predicar su mensaje de amor. En el tiempo en el que nos toca vivir, donde parece que la xenofobia y el racismo nuevamente vuelve a asomarse como corrientes de pensamiento aceptadas, es importante recordar que somos hermanos en el amor de Cristo, y que como tales, debemos entender y amar nuestras diferencias culturales y sociales, y compartir este pedacito de tiempo y mundo que nos toca vivir.
Que tengan un excelente inicio de semana.
Un abrazo,
Paco
Estamos viviendo en el mundo actual una división que es fomentada por el poder,por el placer,por la envidia; nos estamos olvidando de la comunión de cuerpo y alma,de un equilibrio de vida que nos de la serenidad. Debemos de salir al encuentro de Dios.