“AQUÍ ESTOY, DIOS MÍO; VENGO A CUMPLIR TU VOLUNTAD”.
Hermanos: La religión de la Ley tiene una sombra de los bienes por venir, pero no la verdadera figura de las cosas. Por eso no puede llevar a la perfección mediante los sacrificios a los que vuelven a ofrecerlos año tras año.
De otro modo quedarían puros de una vez gracias a su culto; ya no se sentirían culpables de ningún pecado y dejarían de ofrecer sus sacrificios.
Pero no, cada año estos sacrificios recuerdan sus pecados;”
es que la sangre de los toros y de los chivos no tiene valor para quitar los pecados.
Por eso, al entrar Cristo en el mundo dice:
Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, sino que me formaste un cuerpo.
No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado;”
entonces dije: “Aquí estoy yo, oh Dios, como en un capítulo del libro está escrito de mí, para hacer tu voluntad”.
Comienza por decir: No quisiste sacrificios ni ofrendas, ni te agradaron holocaustos o sacrificios por el pecado. Y sin embargo esto es lo que pedía la Ley.
Entonces sigue: Aquí estoy yo para hacer tu voluntad. Con esto anula el primer orden de las cosas para establecer el segundo.
Esta voluntad de Dios, de que habla, es que seamos santificados por la ofrenda única del cuerpo de Cristo Jesús.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.