Esto dice el Señor:
“Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.”
Es muy difícil estar alerta todo el tiempo. El ritmo de nuestra vida nos envuelve en un trance del que pocas veces despertamos; en ese trance, dejamos de apreciar los pequeños (grandes) milagros de todos los días. Esto va a sonar mucho a cliché, pero cada que veo un atardecer me sorprendo de lo hermoso que se ven los colores en el cielo y pienso ‘no me detengo a apreciarlos lo suficiente, y eso que tengo oportunidad de hacerlo todos los días…’
¿Y qué otros milagros nos dejan de sorprender? La risa de un bebé recién nacido, la llamada de un amigo sólo para saludarte, la oportunidad de tener una rica cena en familia, poder extender tu mano y sentir el amor de quien la sujeta, o el simple hecho de despertar.
Jesús se da cuenta de que vivimos en trance y, en varias ocasiones durante su ministerio nos pide que estemos alerta, no solo para evitar que ‘entre el ladrón’, es decir, el pecado en nuestro corazón, sino para sentir Su Amor, manifestado en los regalos que nos da y que muchas veces no apreciamos; si no los apreciamos, no podemos compartirlos y si el amor no se comparte, se extingue.
Esta semana, intenta estar consciente y alerta para no perderte de las bendiciones y milagros que Dios tiene para ti. Encuentra uno y compártelo con alguien, quizás puedas también, despertarlo/la del trance. Estemos alertas para experimentar la vida a plenitud, no para vivir con miedo.
Y si te da miedo, reza y se te quita.
Y luego da Gracias a Dios.
Un abrazo,
Paco