La barca de Pedro pescadora de Jesús Lc 5, 1-11.
Comentario al evangelio
La asamblea eucarística se sigue deleitando en su parte de la palabra con el evangelista San Lucas. Un tema exquisito: “La barca de Pedro”. En Simón nos regocijamos al ver su transformación; al verlo Jesús le dijo que ya no era Simón sino Cefas y quizá después de su pifia de la negación mostrando el lado humano se queda la personalidad del vicario de Cristo. Para el comentario de este precioso pasaje lo citamos todo en su contenido y posteriormente se harán los comentarios más convenientes:
Lc 5:1 Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba a su alrededor para oír la palabra de Dios,
Lc 5:2 cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas y estaban lavando las redes.
Lc 5:3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.
Lc 5:4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.”
Lc 5:5 Simón le respondió: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.”
Lc 5:6 Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse.
Lc 5:7 Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.
Lc 5:8 Al verlo, Simón Pedro cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: “Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.”
Lc 5:9 Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado.
Lc 5:10 Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: “No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.”
Lc 5:11 Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.
La comunidad recuerda un hecho en la vida de Jesús que marcó el destino de Pedro (Simón) y desde luego de los primeros discípulos; Jesús ya no está en la sinagoga en el atril o ambón dirigiendo la palabra, ahora es la orilla del lago de Genesaret y el evangelista nos hace ver la “urgencia de la gente” por escuchar la palabra de Dios. Jesús como profeta y maestro es abordado por aquellos ansiosos de escucharle y Jesús realiza de manera práctica un movimiento doblemente táctico: (1) Que la gente permita escuchar la palabra de Dios y (2) Señalar un momento decisivo en la vida de Pedro, los discípulos y la Iglesia con la pesca milagrosa.
Cronología y concordancias.
Uno de los problemas que surge ante este texto es la ubicación exacta en que Lucas lo plantea: ¿es el relato de la vocación de los primeros discípulos? Mt 4, 18-22 y Mc 1, 16-20 o ¿es una adicción de Lucas agregando la pesca milagrosa?, que daría confirmación a que en Mt y Mc “los va a ser pescadores de hombres”, ¿ellos son la pesca de Jesús?, ¿habla de la pesca que narra San Juan’. Por lo pronto el cuadro general ubica en la orilla del lago a Jesús dirigiendo nuevamente la palabra y la enseñanza desde una barca.
Los relatos en Mt y Mc inician su relato citando que Jesús bordea el lago y ve primeramente a los hermanos Simón y Andrés y luego a los Zebedeos, dejando todo para seguirle, no necesitan ver milagros para creer en el llamado. El relato en Lucas tiene unas concordancias pero a la vez hay discrepancias que hacen que este texto pueda ser autentico de Lucas pero el detalle es que Mt 13, 2 cita lo mismo y entonces indicaría que Lucas unió dos momentos.
El predicador y su pedagogía.
Lucas da inicio con el relato haciendo hincapié de que Jesús se encuentra a la orilla del lago de Genesaret, ¿buscará a los discípulos y es descubierto por la gente que se acerca a para pedirle la palabra como a los sabios de Israel?; cuando el profetismo de Israel se difuminó aparecieron los sabios de Israel y muchos de ellos atrajeron a los hombres porque la sabiduría de Dios emana de ellos y muchos quisieron seguir su formación. Jesús el gran predicador visualiza dos barcas. Algunos dicen que eran del mismo Pedro, comentaristas concuerdan que era la de Andrés y Simón; muchos predicadores ven a dos barcas distintas de dueños distintos y ahí el llamado o elección de Pedro para guiar a la Iglesia de Cristo sobre cantidad importante de los hombres e incluso sobre los mismos compañeros.
Jesús en la barca de Simón.
Para poder dirigir la palabra de manera más eficaz al pueblo, Jesús se haya en la barca, es la de Simón al cual le pide la separe de la orilla y de ahí dar su enseñanza a la muchedumbre. 3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Se desprende el momento más importante. Al terminar su enseñanza le pide a Simón remar mar adentro, parece que Jesús quiere pagar el servicio por la renta de la barca a Simón, era común la renta de las barcas para una acción determinada: 4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.” El pago va a ser la cantidad de peces que van a pescar.
Ellos habían estado pescando toda la noche pero había sido una noche sin frutos, esa técnica de pescar de noche era usual entre los pescadores y Simón le cuestiona a Jesús cuando le dice que eche las redes, claro que Simón puntualiza que lo va hacer pero que no quede por él sino más bien por Jesús al cabo es él es el maestro: 5 Simón le respondió: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.” Lo inesperado: “la pesca milagrosa”, quizá hubo grandes pescas en sus vidas pero esta sin duda fue la mejor, en un ambiente donde el pez parecía que se había escondido, alejado, el milagro fue tal que necesita la ayuda de más barcas de lo contrario reventarán las redes: 6 Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. De forma razonable ¿para qué Jesús realiza el milagro?, o ¿es un simbolismo?
Simón ante el milagro.
Tiene lógica que sí ha pescado tal cantidad de peces no es por una acontecimiento natural, algo extraordinario ha sucedido y sucede lo que se puede llamar hoy en la actualidad: “la iluminación del Espíritu santo para comprender lo que ha sucedido y Simón reacciona citando palabras profundas: 8 Al verlo, Simón Pedro cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: “Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.” Imagine estar como pecador ante el Santo de Santos de los Santos, sabe que no ha cumplido cabalmente la ley, ya ha visto a Jesús en sus facetas pero ahora el que este con él en la barca, escuchar primeramente su enseñanza y luego ver el milagro que atestiguan los otros, no hay otro remedio que caer arrodillado ante la santidad, pero tal situación gira dramáticamente cuando Jesús le dice palabras que trastornan la vida: Jesús dijo a Simón: “No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.”
No temas.
Sería deshonesto de nuestra parte decir que la frase “no temas” aparece una cantidad determinada en la santa escritura, lo que es un hecho, es el modo en que siempre se pronuncia: para calmar, para tranquilizar, para darle confianza, para revelarle algo, para confortarlo, para hacerle sentir su cercanía y Pedro experimenta la aceptación de su persona falible. Dios., los profetas, los líderes y ahora Cristo la utilizan para externarle a Simón su plena confianza, a tal grado de darle un “don”: “hacerle pescador de hombres”, el oficio de pescador lo sabe al 100% con sus marrullerías por eso estaba seguro que no había ni era hora de peces. ¿Alguna vez Dios le ha confortado?, ¿cómo un bebé se abandona en los brazos de Jesús?
Escatología del pescador.
Los discípulos van experimentar la escatología de la pesca, reuniendo tantos hombres para edificar el reino de Dios; han dejado las redes pero parece que no de forma definitiva porque a través del evangelio se ubicarán en lugares familiares. Este será el pescador de hombres es una profecía, serán quienes lleven el mensaje y la red. Serán pescadores aquí en esta vida y culminará en lo futuro para edificar el reino de Dios.
Conclusiones:
Hay tres verdades que se revelan: (1) El llamado al discipulado, todo bautizado debería de ser un discípulo toda la vida, pero han sido llenado sacramentalmente pero no evangelizados, tarea: evangelizar: “pescar”, son cuestionados en falta de formación, aquí saben que el maestro es su formador (2) existe la pesca milagrosa como resultado de la acción de cristo, eso y más puede hacer y transformar, pero hoy latente esta el ser llamados a pescar en la Iglesia a unas comunidades que son católicos pero no evangelizados, que son Marianos pero incapaces de seguir al hijo y que saben que son católicos pero no practican (3) la evangelización es un “don de Dios” y ante ello la respuesta es dejar las prioridades para tomar como prioridad la necesidad de la Iglesia.
Puede que necesitemos todos aprender a pescar, cederle la barca de nuestra vida para que sea la barca pescadora de Cristo, echar las redes tiene su técnica y solo aprendiendo se puede llegar a pescar, pero echar las redes sobre los hombres requiere un esfuerzo titánico que con el Espíritu santo todo se aminora.
Excelente trabajo hermano Juan Revilla.
Ahora la gran pregunta es: ¿Será que estamos en la barca de Simón llamado Pedro.??
Ésta pregunta seria muy interesante que se hagan los hermanos separados de la barca de Simón llamado Pedro.
Ya que existen muchas barcas (sectas) en donde Jesús no está predicando para escuchar la Buena Nueva de Jesús que nos trae como Nuevo Pacto (Nuevo Testamento).