Devoción al Sagrado Corazón de Jesús Para todos los días del mes. Día 15. El Corazón de Cristo busca las ovejas perdidas

Devoción al Sagrado Corazón de Jesús Para todos los días del mes. Día 15. El Corazón de Cristo busca las ovejas perdidas

Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Para todos los días del mes. Día 15. El Corazón de Cristo busca las ovejas perdidas

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En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

 

Acto de Contrición

Misericordia, Señor, hemos pecado. Por tu inmensa compasión borra nuestras culpas. Contra Ti, contra Ti sólo pecamos. Cometimos las maldades que Tú aborreces. Aparta de nuestros pecados tu vista. Borra de nuestras almas toda culpa. Oh Dios crea en cada uno un corazón puro, y no alejes de nosotros tu Santo Espíritu. Como se aleja el Oriente del Occidente, así tú alejas nuestros pecados. Tú perdonas nuestras faltas. Eres compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos tratas como merecen nuestros pecados ni nos castigas como lo exigen nuestras culpas. Como se eleva el cielo sobre la tierra, así se eleva tu bondad sobre nosotros. Como un padre siente ternura por sus hijos, así Tú, oh Dios, sientes compasión por tus servidores. Sabes de qué estamos hechos y recuerdas que somos barro. Tu misericordia, Señor, dura por siempre. Recuerda Señor que tu ternura y tu misericordia son eternas: no te acuerdes de nuestros pecados ni de las maldades de nuestra vida pasada. Acuérdate de nosotros con misericordia, por tu bondad, Señor. Por el honor de tu Nombre perdona nuestras culpas que son muchas. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

 

 

Acto de Consagración

Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano; míranos humildemente postrados ante tu altar. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y, para que podamos hoy unirnos más íntimamente contigo, cada uno de nosotros se consagra espontáneamente a tu Sagrado Corazón.

Es verdad que muchos jamás te conocieron, que muchos te abandonaron después de haber despreciado tus mandamientos; ten misericordia de uno y de otros, benignamente Jesús, y atráelos a todos a tu Santísimo Corazón.

Reina, Señor, no solamente sobre los fieles que jamás se apartaron de ti, sino también sobre los hijos pródigos que te abandonaron, y haz que estos prontamente regresen a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria.

Reina sobre aquellos a quienes traen engañados las falsas doctrinas o se hallan divididos por la discordia, y vuélvelos al puerto de la bondad y a la unidad de la fe, para que en breve no haya sino un solo redil y un solo Pastor.

Concede, Señor, a tu Iglesia, segura y completa libertad; otorga la paz a las naciones y haz que del uno al otro polo de la tierra resuene esta sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos vino la salud: a Él sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

 

 

 

Día 15
El Corazón de Cristo busca las ovejas perdidas

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1- 7

Todos los publicanos y pescadores se acercaban a escuchar a él para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: “Este acoge a los pecadores y come con ellos.” Entonces les dijo esta parábola:
“¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va a buscar la que se perdió, hasta que la encuentra? Cuando la encuentra, se la pone muy contento sobre los hombros y, llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice: “Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.

Palabra del Señor.

Plegaria

Salmo 22
Grito de angustia de Jesús en la Cruz.

 

Dios mío, Dios mío,
¿Por qué me has abandonado?
Estas lejos de mi queja, de mis gritos y gemidos.
Clamo de día, Dios mío, y no respondes,
También de noche, sin ahorrar palabras.

¡Pero tú eres el Santo, entronizado en medio de la alabanza de Israel!
En ti confiaron nuestros padres, confiaron y tú los liberaste:
A ti clamaron y se vieron libres,
En ti confiaron sin tener que arrepentirse.

Yo en cambio soy como un gusano, no hombre,
Soy afrenta del vulgo, asco del pueblo;
Todos cuantos me ven de mi se mofan,
Tuercen los labios y menean la cabeza:
“Se confió a Yahvé, ¡pues que lo libre,

Que lo salve si tanto lo quiere”!

Fuiste tú quien del vientre me sacó,
A salvo me tuviste en los pechos de mi madre;
A ti me confiaron al salir del seno
Desde el vientre materno tú eres mi Dios.
¡No te alejes de mí, que la angustia está cerca,
Que no hay quien me socorra!

Novillos sin cuento me rodean,
Me acosan los toros de Basán;
Me amenazan abriendo sus fauces,
Como león que desgarra y ruge.

Como agua me derramo,
Mis huesos dislocan,
Mi corazón, como cera,
Se funde en mis entrañas.
Mi paladar está seco como teja.
Y mi lengua pegada a mi garganta:
Tú me sumes en el polvo de la muerte.

Perros sin cuento me rodean,
Una banda de malvados me acorralan;
Mis manos y mis pies vacilan,
Puedo contar mis huesos
Ellos me miran y remiran,
Reparten entre si mi ropa
Y se echan a suerte mi túnica.

Pero tú, Yahvé, no te alejes
Corre en mi ayuda, fuerza mía,
Libra mi vida de la espada,
Mi persona de las garras de los perros;
Sálvame de las fauces del león,
Mi pobre ser de los cuernos del búfalo.

Contare tu fama a mis hermanos,
Reunido en asamblea te alabare:
“Los que estáis por Yahvé, alabadlo,
Estirpe de Jacob, respetadlo,
Temedlo, estirpe de Israel.

Gloria al Padre…

Canonización de la propagadora de la Devoción al Sagrado Corazón

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En 1846 la santa Sede declaro la heroicidad de las virtudes de Margarita Alacoque. En 1864, el Papa Pío IX, después de los dos milagros obtenidos por la intercesión de esta Sierva de Dios, la beatifico y permitió darle culto público. En 1920 el Papa Benedicto XV, después de ser obtenidos otros dos milagros por intercesión de Margarita, la canonizo.

Y la santa Sede de Roma al canonizar a Margarita María Alacoque reconoció con esto que en sus escritos no hay ningún error contra la fe o contra las creencias de la Iglesia Católica, y que por lo tanto sus enseñanzas acerca de la Devoción al Sagrado Corazón ´pueden ser aceptadas, creídas y propagadas por todos.

Promesa de eficacia, Jesús le prometió a nuestra santa que Él les concedería una especial eficacia a los escritos que ella redactara acerca de la Devoción al Sagrado Corazón. Por eso cuando la gente lee algo de lo que santa Margarita escribió se siente un especial aumento de su devoción.

La consagración de las naciones al Corazón de Jesús. para cumplir el deseo manifestado por nuestro Señor en sus revelaciones, de que las naciones enteras se consagraran al Corazón de Cristo, el Ecuador fue el primer país en realizar esta consagración, y lo hizo por voz de su presidente mártir, Gabriel García Moreno en 1873 el Congreso de la Republica de Francia ordeno construir un gran templo en el centro de la ciudad de Paris, la Basílica del Sagrado Corazón, en Montmarte, como homenaje de la nación al Corazón de Jesús, y en 1899 el Papa León XIII consagró el mundo entero al Sagrado Corazón de Jesús. Y ahora es muy importante que nosotros nos consagremos personalmente al Divino Corazón y le ofrezcamos todo lo que somos, hacemos, decimos, pensamos y sufrimos y siempre para su mayor gloria.

En 1902 la Republica de Colombia fue consagrada por los Señores Obispos y las autoridades civiles al Sagrado Corazón. Poco después de haber sido hecha esta consagración y de ofrecerle el Voto Nacional o juramento de levantar en el centro de Bogotá un templo al Sagrado Corazón, se confirmo el tratado de paz en el cual termino la terribilísima guerra civil de los mil días. Los colombianos obtuvieron de rodillas ante el Sagrado Corazón de Jesús, la paz que no habían logrado conseguir con las armas.

 

 

Práctica: trataré de que mi Comunión sea mejor preparada, más afectuosa, más agradecida y más recordada durante el día. Es aterradora la frialdad que tenemos respecto a la Sagrada Comunión en la cual Jesús viene en persona a visitarnos.

 

Gozos

Pues eres de nuestro amor el más tierno y dulce encanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

I
En este Pan, escondido se encuentra tu Corazón, para dar paz y perdón al que llega arrepentido; escucha, pues, el gemido que eleva el alma; entre tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

II
Tu Santa Cruz es el emblema de tu ternura y amor, asilo del pecador, consoladora en la pena; y por esto el alma llena de gratitud, alza un canto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

III
Con la corona ceñida de espinas, tu Corazón nos muestra la compasión que por el hombre has tenido, y por eso nuestro olvido te hace sufrir, ¡Oh Amor Santo!
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

IV
Con una lanza atrevida abrió el soldado tu pecho, y allí nos das el derecho de ir a buscar acogida; por esto el alma afligida cambia en gozo su quebranto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

V
De tu entreabierto costado brota a torrentes la vida; en él encuentra acogida el triste, el desamparado; por eso el que te ha gustado, te dice lleno de encanto.
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
VI
Mas no tan sólo el costado la cruel lanza desgarró; a tu Corazón llegó dejándolo atravesado, ¡Oh, cuánto, Jesús amado, te debe mi alma! Por tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

VII
Aquí en este Sacramento de tu Corazón palpitante nos brinda, Jesús amante, el más sabroso alimento; eres de amor el portento que asombra al mundo y por tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

VIII
Conociendo tu ternura ¿Cómo puede el pecador abandonarte, Señor, por buscar a la criatura? Venga, pues, toda alma pura y diga bañada en llanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

IX
Por las penas interiores de tu amable Corazón haz que en santa contrición te busquen los pecadores; escucha nuestros clamores y pon fin a nuestro llanto.
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

 

Oración final

Acto de fe, esperanza y caridad.

Dios mío, creo en Ti, fortalece, Señor, mi fe.

Espero en Ti, afirma mi esperanza.

Te amo con todo mi corazón; enciende mi amor.

Me pesa de haberte ofendido; aumenta mi dolor.

Te adoro como a mi primer principio; te deseo como a mi último fin.

Te doy gracias como a mi continuo bienhechor; te invoco como a mi soberano defensor.

Dígnate Dios mío, dirigirme con tu justicia, consolarme con tu misericordia y ampararme con tu poder.

Te consagro todos mis pensamientos, palabras, obras y trabajos; a fin de que de hoy en adelante piense siempre en Ti, hable de Ti, obre según Tú y padezca por Ti

Señor, hágase en mi y en todas mis cosas tu Santísima Voluntad, en tiempo y en eternidad.

Te suplico que ilumines mi entendimiento, fortalezcas mi voluntad, purifiques mi corazón y santifiques mi alma.

Socórreme, Señor con tu gracia para vencer la soberbia con la humildad, la avaricia con la generosidad, la pereza con la diligencia, la lujuria con la mortificación, la envidia con la caridad, la ira con la paciencia, la gula con la abstinencia, la tibieza con el fervor; y todas mis inclinaciones y afectos desordenados con tu Santo temor y amor.

Amén.

Oremos

Te pedimos, Dios Todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza de tu amor que resplandece en el Corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias cada vez más abundantes.

Dios de amor, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad, te pedimos que al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos obras de reparación y desagravio, y obtengamos el perdón de nuestros pecados y un aumento y progreso de nuestro amor hacia ti. Te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

En el nombre del Padre y….

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