Del libro de los Hechos de los Apóstoles 28,11-16.30-31. Miércoles 18 de Noviembre de 2015.
La Dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo en Roma
“LLEGAMOS A ROMA”.
Al cabo de tres meses subimos a bordo de un barco de Alejandría que había pasado el invierno en la isla y llevaba por insignia los Dióscuros.
Navegamos hacia Siracusa, donde permanecimos tres días.
De allí, bordeando la costa, llegamos a Regio. Al día siguiente comenzó a soplar el viento sur, y al cabo de dos días llegamos a Pozzuoli.
Allí encontramos algunos hermanos que nos invitaron a quedarnos una semana con ellos, y así es como llegamos a Roma.
Allí los hermanos salieron a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas, pues ya tenían noticia de nuestra llegada. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y se llenó de ánimo.
Llegados a Roma, el capitán entregó los presos al gobernador militar, pero dio permiso a Pablo para alojarse en una casa particular con un soldado que lo vigilara.
Pablo, pues, arrendaba esta vivienda privada y permaneció allí dos años enteros. Recibía a todos los que lo venían a ver,
proclamaba el Reino de Dios y les enseñaba con mucha seguridad lo referente a Cristo Jesús, el Señor, y nadie le ponía trabas.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
Dedicación de Las Basílicas de San Pedro y San Pablo Apóstoles; San Pedro fue sepultado en el Vaticano, junto al circo de Nerón, y la tumba de san Pablo está en el camino de Ostia. En el siglo IV, el emperador Constantino emprende la construcción de una enorme basílica sobre la tumba de Pedro, y otra de menores dimensiones, sobre el sepulcro de Pablo.
Los constituiste príncipes sobre toda la tierra. Ellos han hecho memorable tu nombre por generaciones y generaciones; por eso los pueblos te alabarán eternamente.
Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo, invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo , tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
También: 2o libro de los Macabeos 7,1.20-31.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México