Billete Celador –Un Mensaje para Ti Guardia de Honor-
Incertidumbre cristiana…
Parroquia de San Pío X
“Cuidad que no se emboten vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida y venga aquel día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza, logréis escapar y podáis manteneros en pie delante del Hijo del hombre.”
Lucas 21, 34-36
San Agustín: entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube… el sentido más natural que se presenta al espíritu de quien escucha o lee estas palabras es que tal venida será aquella en la que Jesucristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos, revestido del mismo cuerpo en el cual quiso morir, resucitar y subir al cielo, cuando una nube lo ocultó a los ojos de los discípulos.
Temamos al juicio de Dios, pero confiemos en su misericordia.
Dios nos ha llamado a un encuentro definitivo con él. Pero en su estado actual, este mundo solidario del hombre pecador está en poder del mal. El elemento más visible está en los hombres que alzan su voluntad rebelde contra Dios: odio e incredulidad son factores de escándalo y causa de condenación. Este mundo engañador busca esclavizar al hombre para mantenerlo ausente de la realidad e incapaz de gustar los secretos y dones de Dios. La paz que da este mundo, hecha de prosperidad material y de seguridad engañosa, no es sino un simulacro de la verdadera paz que solo Cristo puede dar.
Lastima el Corazón de Dios la rebeldía del pecador
El encuentro al que somos llamados hay que prepararlo. No podemos presentarnos con las manos vacías. Dios ha marcado nuestro camino hacia la caridad y la renuncia. El cristiano debe guardarse de la contaminación del mundo y de todo apego a los bienes que este le ofrece. No podemos amar al mundo, pues la amistad del mundo es enemistad con Dios. Cristo vino al mundo para dar testimonio de la verdad así el cristiano es enviado al mundo para dar testimonio que es el de Cristo mismo y para revelar a los hombres el rostro de Dios. El arma de la lucha y la victoria en esta guerra es la fe. Nuestra esperanza exige una postura de confianza aún en los momentos más difíciles, cuando humanamente no hay nada que hacer, todavía podemos hacer lo mejor: amar y orar.
La vigilancia es la actitud del discípulo que espera y aguarda el retorno de Cristo. “Velad y orad para que no entréis en la tentación” la recomendación desborda el marco de Getsemaní y se dirige a todos los cristianos. Y a ella corresponde a la última petición del Padre nuestro… reclama el auxilio Divino no solo en el momento del combate sino también a lo largo de la vida cristiana. Cristo es el modelo de vigilancia en el momento de la tentación, modelo que resalta a los discípulos indóciles a la exhortación del Maestro y que sucumbieron.
Nuestra esperanza esta puesta en Jesucristo. Nuestra incertidumbre diaria debe estar orientada hacia el Amor, en el esfuerzo constante por cumplir su palabra y siempre alertas, como de quien trata de agradar en todo al Dueño de la mies, así puede venir en cualquier momento Cristo y encontrarnos disponibles para hacer en todo su Voluntad. Para quien ama será una dulce espera.
Nuestra confianza se apoya en el amor de Dios
Oremos por todas las necesidades de nuestra Iglesia en especial por: santo Papa Francisco, Papa Emérito Benedicto XVI, Arz. Alfonso Cortes Contreras, Arz. Emérito José Guadalupe Martin Rabago, Obispo Juan Pallares, por todos los Obispos y sacerdotes del mundo en especial por: P: Eduardo Contreras, P. Juan Rodríguez Alba, P. Mario García, P. Juan Manuel Fernández, P. Silverio Chávez Ayala, P. Rafael, P. Martin Tafolla, P. Jorge Claudio, P. Hugo Landeros, P. Arturo Pérez Márquez, P. Antonio Borja, P. Arturo Espinoza Rico, P. Jorge Avalos, P. Chuy Salazar, P. Carlos Muñoz F., P. Chuy Reyes, P. José López, P. Valentín Garibay, P. Joel Padrón González, P. Juan María Huerta Muro, P. Roberto Velázquez, P. Cástulo Zavala, P. Eduardo Córdova, Párroco Tomas M. Zielinski, P. Juan Desiderio Espinoza, P. Miguel Domínguez, P. Leo Patlán, P. Emmanuel Ayala, Arz. Ulises por todos los seminaristas en especial por Francisco Idalino Servin Medina, Diego Antonio Álvarez Ibarra, Alfredo Moreno, Miguel Ángel Arellano del Río, por todas las órdenes religiosas, vocaciones sacerdotales, Misioneros, Diáconos, todas las autoridades eclesiales, Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión, todos los Ministerios en especial Catequesis infantil, Familia, Comunidades, Epso Caritas, Evangelización, Liturgia, Música, Ministerio de Jóvenes, Pastoral de la Salud, Visitan la Cárcel, Niños de María y todos los Servidores de la Iglesia.
Celadores del Santísimo Sacramento y Guardias de Honor del Sagrado Corazón de Jesús.
Oremos por todos los enfermos del mundo en especial por: P. Juan Manuel Fernández, Maritza Constante, Carlota Hernández Domínguez (muy grave) Dámaso Andrés de la Cruz Vite, Paty Álvarez, Blanca García (estomago) Israel Ramírez, Diego, Juan Pablo, Rosario, Iliana García, Ana Isabel Gómez, Evangelina Guerra, Martha Manzano, Montse, Kety Gutiérrez (cáncer) niña Olivares León (cáncer) Ma. De Jesús Aguas, Lidia Bautista, Julio D. Mtz. (atropellado grave) Guillermo Montes de Oca Gutiérrez, Irma Prado (columna) Lupita Rivera Aguilera (cáncer páncreas) Edgar Levi Valadez Vázquez, Karla G. Rangel, Pedro Zarate, Dora Alicia Bautista, Juana Romero, Tirso de Haro, Pepe Alcalá, Pedro Ávila, Ma. Del Refugio, María José López, Luis Ángel López, Sonia Oviedo, Esteban Hernández López, Daniel Rodríguez H., Silvia Lara, Zaire García (tiroides) Michelle Segoviano (seno)
Por todas las familias del mundo en especial por: Ramírez Granados, García García, Campos Peña, , Ledesma, López Espinoza, López Zepeda, López Rodríguez, Lozornio López, Espinoza León, Espinoza García, Espinoza Saldaña, Valadez Villafaña, Mendoza Aguilar, Álvarez Ávila, Mata Manzano, Soto Aguiñaga, Manzano Ortega, López Alcalá, Torres Quintero, Quintero Pulido, Pereida Torres, López Oviedo, Godínez Lara, Segoviano García, Martínez Díaz.
Por la conversión de los pecadores.
Oremos por la paz en todo el mundo.