“HAZ LA PRUEBA Y VERÁS, QUE BUENO ES EL SEÑOR”.
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
no cesará mi boca de alabarlo.
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren.
Pero tiene puestos sus ojos en los justos
y sus oídos pendientes de sus clamores.
El Señor aparta su cara de los malos
y borra de la tierra su recuerdo.
En cuanto gritan, el Señor escucha,
y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del corazón deshecho
y salva a los de espíritu abatido.
Aunque el justo padezca muchos males,
de todos los librará el Señor.
El cuida con afán todos sus huesos,
no le será quebrado ni uno de ellos.
El malo morirá por su maldad
y los que odian al justo, lo tendrán que pagar.
Pero el Señor libra el alma de sus siervos,
el que se ampara en él no tendrá que pagar.
ORACIÓN: Inclina tu oído, Señor, y escúchame. Salva a tu siervo, que confía en ti. Ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco. Señor Dios, que unes en un mismo sentir los corazones de tus fieles, impulsa a tu pueblo a amar lo que mandas y a desear lo que prometes, para que, en medio de la inestabilidad del mundo, estén firmemente anclados nuestros corazones donde se halla la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, Él que vive y reina contigo en la Unidad del Espíritu Santo, que es Dios por los siglos de los siglos. Amén
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México