Sarmientos con libertad Jn 15, 1-7.
Jesús profundiza en la vida de Israel y para los hombres de este siglo. Utiliza una parábola o alegoría con la imagen de una vid, buscando con ello, la decisión de que los hombres se adhieran a él para darles la salvación integral; la iglesia, reflexiona e invita a darle un sí decisivo y lúcido. Para profundizar en el principio de la verdadera pertenencia, adhesión a su persona, citamos los versos del 1 al 7 para continuar en su parte bíblica comentando sobre una verdad fundamental de la fe:
Jn 15:1 Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador.
Jn 15:2 Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará; y todo el que dé fruto, lo podará, para que dé más fruto.”
Jn 15:3 Vosotros estáis ya limpios por la palabra que os he hablado;”
Jn 15:4 permaneced en mí y Yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto de sí mismo si no permaneciese en la vid, tampoco vosotros si no permaneciereis en mí.
Jn 15:5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y Yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.
Jn 15:6 El que no permanece en mí, es echado fuera, como el sarmiento, y se seca, y los amontonan y los arrojan al fuego para que ardan.
Jn 15:7 Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que quisiereis, y se os dará.
Para muchos hombres, la fe en Dios es cuestión del pasado, “vivimos la era del hombre”; basta mencionar que los hombres se han mundanizado, son totalmente del mundo y quizá en este momento reciba la primera critica: ¿qué no vives en el mundo?, ¿crees que vives en Júpiter o Saturno o que vives en el cielo?, aterriza amigo, “vives en una casa, ubicada en una colonia, que está situada en una ciudad y dicha ciudad pertenece a un estado y ese estado forma parte de un país, por sí no te has dado cuenta ese país forma parte de un continente llamado América y ese continente forma parte de los cinco continentes que hay en el mundo, o sea, en pocas palabras: “vives en el mundo”.
Mundanizar se puede resumir que es la acción de culturizar al hombre por el mundo, el maestro es el mundo que quiere con lo que produce el mismo hombre hacerlo dependiente de esa forma de vida. El hombre atiende a su instinto por medio de los sentidos naturales corporales, el mundo los aprovecha para crear un gran escaparate donde quiere seducir al hombre para que atienda esos sentidos. La habilidad de mundanizar lo basa primordialmente por lo que “ve”, “siente” y saborea, el hombre al ver lo que hay en ese escaparate nace en su persona una obsesión para tenerlo; cuando lo siente, es un placer que le impulsa a alcanzarlo a tenerlo y cuando lo prueba saborea, disfruta de aquello; San Pablo comenta estando de dentro de ese mundo: Rom 7:19 puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero.
Se puede concluir que ese mundo no deja que el hombre alcance su plenitud sino más bien lo limita, lo controla, lo encasilla. Cuando el hombre quiere salir de él, lo abruma, lo hace sentir que no está en consonancia con él, lo hace ser “raro”, hoy muchos católicos “no practicantes se han mundanizado”, debemos de reconocer que muchos católicos “raros” se han entregado con mayor amor a Dios, participando con gran decisión en el servicio de la iglesia; los no practicantes mundanizados así justifican su actuar, “no practico”, como sí de verdad existiera esa postura, pero aun para “los católicos mundanizados (no practicantes) y los raros (practicantes)”, Jesús lanza una verdad mordaz; “Yo soy la vid verdadera”
Olvídese de los judíos, de los musulmanes, de los budistas e incluso de los ateos, Jesús en primera instancia habla al cristianismo, deje a un lado los cristianos de otra profesión de fe, veamos nuestra realidad católica: ¿Reconocemos a Cristo Jesús como la vid?, la vid es esa planta generosa que nos ofrece la uva, de ella se extrae la delicia del vino, la uva deleita el paladar, es nutritiva, el vino es el acompañante en las mesas que se sirve en el banquete, que se saborea sentado en una silla, en una plática, en una reflexión, para calmar los nervios, quizá lo vea como alegría, Jesús, ha tomado la imagen de vid pero, Jesús nos agrega algo más: “la vid verdadera”, sí volteamos al mundo, hay una gran cantidad de vinos que el hombre no ha sabido utilizar adecuadamente, sino más bien ha hecho mal uso del vino llegando incluso a enfermar convirtiéndose en un alcohólico, pero más aún, el hombre ha introducido vinos de dudosa procedencia, vinos piratas, vinos falsos, vinos de calidad deplorable, vinos no genuinos y para acabar con lo verdadero, ha metido a sus hermanos un vino alternativo que dista de las normas del buen vino, poniendo en riesgo la vida o sí lo quiere ver, en riesgo la fe del católico. Sí se reconoce, entonces: ¿por qué no adherirse a él?, Sí pone al Padre como ese labrador que cuida con intensivo amor a esa vid para que sea 100% de calidad, ¿por qué no acercarse a la vid?
Ese es el gran misterio de Dios, darle la libertad de acercarse o no a él, Jesús toma esa imagen de sus seguidores como los sarmientos: Jn 15:2 Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará; y todo el que dé fruto, lo podará, para que dé más fruto.” En un tecnicismo se podría decir: El sarmiento es el vástago o rama de la cepa de vid, de donde brotan las hojas, los zarcillos y los racimos. ¿Se da cuenta de la gran valía que tienen los sarmientos?, pegados a la vid son el medio por el cual nos llega el fruto, es decir, somos capaces de que en nosotros broten cosas buenas, que decimos, ¡magnificas!; pero sí esos sarmientos no son alimentados por la vid, el tronco, de que vale, morirán, se secarán, ocupan un espacio innecesario, fatigan a la tierra. Pegados a él todo lo contrario, dan hojas, zarcillos y por supuesto la delicia de la uva. Se imagina en servicio de la iglesia como podría darse el fruto:
-Educar muy bien a sus hijos en la fe.
-Ser congruentes sobre esa fe que profesa y vive en el mundo.
-Ayudar a otros a que reconozcan “la vid”.
-Que se sienta satisfecho de seguir a Cristo.
-Permitir que Dios actúe como Dios.
El sarmiento que se alimenta de la vid escucha las palabras de Jesús, esa palabra causa tal efecto que lo limpia, lo mantiene fuerte para tratar de resistir la gran cantidad de tentaciones que vienen del mundo; ¿¿cree en la palabra de Jesús, o sea en la sagrada escritura (biblia)?, ¿la lee, medita, la profundiza y trata de practicarla?, esa limpieza se debe a la purificación que hace la palabra, por ello en la santa misa se dice: por la proclamación del evangelio se perdonan los pecados (los veniales). Jn 15:3 Vosotros estáis ya limpios por la palabra que os he hablado;”
Jesús sigue haciendo una invitación para continuar en él: Jn 15:4 permaneced en mí y Yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto de sí mismo si no permaneciese en la vid, tampoco vosotros si no permaneciereis en mí.
La mundanización, trata de romper el vínculo de dependencia con Dios, sino lo logra en su total, lo hace ver como un complemento, por ello el hombre le puede dedicar una pequeña parte de su tiempo. Permanecer en él lo es todo para el católico, pues, es la forma de que Jesús nos lleve a dar fruto; el mundo nos ofrece espejitos, que nos distraen, en esos grandes aparadores nos venden la idea del hombre exitoso, el que da frutos abundantes teniendo un auto, casa, ropa, buena comida, profesión, se alcance como se alcance, trabajar aun en descuido de su familia, salud, poniendo a trabajar a más sin respetarles; ciertamente el sarmiento tiene el derecho de elegir seguir o no a Cristo pues Dios mismo se lo ha otorgado, sin embargo, a un largo tiempo o corto, el sarmiento se seca, al mundanizarse, se ahoga en sus principios, en sus criterios, en sus soluciones y conceptos, no da fruto para nadie.
Muchos hombres dicen que todo lo hacen por su familia para que tengan estudios, una vida digna, unos se toman el derecho de llegar briagos a su casa argumentando que para eso trabajan, al final, no hay frutos y muere sin dar a los demás la riqueza de la vid.
Al final, Jesús hace esa invitación al que no practica se pegue a la vid, al que práctica que permanezca en él, no es bueno creer que Dios le va dar tiempo de regresar, que le va dar el tiempo de arrepentirse, que es muy misericordioso, lo es y más, pero que le alcance a usted no es garantía, para el que permanece tiene la esperanza, la confianza y seguridad de cumplirle sus promesas: Jn 15:7 Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que quisiereis, y se os dará. Sus hijos son los más vulnerables, sí usted tiene tantito de Dios sus hijos quizá solo tengan la idea de que fueron bautizados en la iglesia, de ahí más no pertenecen a Jesús sino al mundo; esos pequeños sarmientos nunca serán alimentados de la savia de la vid, los alimentará el mundo y el mundo será más fuerte a tal grado de condenarnos a vivir como se nos pegue la gana, alejados de la justicia, del amor de Dios y del don de la vida.
Educar a los sarmientos a seguir y permanecer en Jesús es el más grande los dones que le puede dar a su hijo, romper con el: “no practico” le llevará a realizarse plenamente y ser útil a sus hermanos, sarmientos buenos son los que se alimentan de Jesús, los que piden a Jesús sin quitarle libertad y ni mucho menos, esclavizar a Jesús en convertirlo en un cumplidor de deseos y se mantienen fieles a él, por tanto, los frutos serán obra de Jesús el Señor, sí, hay libertad, pero canalizar la libertad es un gran don y por consiguiente se puede dirigir con plena conciencia a Dios para pedir lo necesario para seguir permaneciendo en Jesús.