“EL QUE PERMANECE A MÍ Y YO EN ÉL, ÉSE DA FRUTOS ABUNDANTES”.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador.
Toda rama que no da fruto en mí la corta. Y toda rama que da fruto la limpia para que dé más fruto.
Ustedes ya están limpios gracias a la palabra que les he anunciado,
pero permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes. Una rama no puede producir fruto por sí misma si no permanece unida a la vid; tampoco ustedes pueden producir fruto si no permanecen en mí.
Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada.
Al que no permanece en mí lo tiran y se seca; como a las ramas, que las amontonan, se echan al fuego y se queman.
Mientras ustedes permanezcan en mí y mis palabras permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán.
Mi Padre es glorificado cuando ustedes producen abundantes frutos: entonces pasan a ser discípulos míos.
PALABRA DEL SEÑOR.- GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México