Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33.
Día3. La Iglesia enfrenta una gran prueba
Pasos para cada día:
1. Rezo del santo Rosario, meditado y con letanías de la Virgen
2. Meditación del día y una virtud.
3. Coronilla de protección.
4. Letanías al Inmaculado Corazón de María.
5. Oración final
6. Consagración (para el día de la festividad o al terminar los 33 días.
1er. Rezo del Santo Rosario
Gozosos: lunes y Sábados
Dolorosos: martes y miércoles.
Luminosos: jueves
Gloriosos miércoles y domingos.
Jaculatorias para rezar en cada decena del Santo Rosario:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y llevad al cielo todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra misericordia.
Dio mío yo creo, adoro, espero y os amo, os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
Santísima Trinidad: Padre, Hijo y espíritu Santo, os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculo del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido.
Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.
Día 3. La Iglesia enfrenta una gran prueba
Hijos míos: la Iglesia, mi hija predilecta, enfrenta una gran prueba. La batalla que tengo con el adversario, aún, no ha terminado.
La Iglesia está pasando por una horrorosa crisis.
La Iglesia está en el tiempo de la purificación: será acrisolada en el fuego como oro y plata para que llegue a su máximo esplendor. Por más tormentas impetuosas y vientos fuertes que soplen sobre ella: jamás la destruirán, prevalecerá siempre.
La Iglesia, mi hija predilecta, está siendo sacudida por Satanás: la confusión se ha difundido en su interior; misterios que son dogmas de fe, quieren ser analizados a través de la razón humana; la propuesta de salvación planteada por Jesús en su Evangelio se ha tergiversado; el modernismo subvalora lo verdaderamente sagrado; interpretaciones equivocas de las Sagradas escrituras llevan a los fieles y a los mismo sacerdotes al relajo espiritual y religioso; el error pupula por doquier, error que tiñe de oscuridad lo verdadero, error que ensombrece la inteligencia y el pensamiento de muchos de mis hijos, error que lleva al escepticismo e incredulidad de lo Sacro, de lo Divino.
Hijos amados: os llamo a consagraros a i Inmaculado Corazón para que combatáis a Satanás con la Palabra y el testimonio, porque el humo negro que ha entrado en la Iglesia, combatid, como soldados valerosos del Ejército victorioso de los Corazones Triunfantes, para que la verdad siempre salga a la luz, para que la falsa Iglesia sea prontamente debilitada; y combatid para que mis hijos no sea sustraídos de la verdad, para que permanezcan fieles a la sana doctrina y a la tradición.
La división que lleva al enfrentamiento de cardenales contra cardenales, a obispos contra obispos, sacerdotes contra sacerdotes, y fieles contra fieles. División que lleva a la desobediencia con el santo Padre, sucesor de Cristo en la tierra, sucesor que llama a sus pastores a cumplir con el Magisterio y con la Tradición, pero algunos de ellos hacen todo lo contrario, caminan por vías distintas a la del Papa.
Por eso os llamo a vosotros, resto fiel de la Iglesia, a ofrecer sacrificios y oración porque Jesús de nuevo es clavado en la Cruz.
Trabajad silenciosamente por la unidad y por la obediencia a la autoridad infalible del Papa.
Hijos míos: consagrándoos a mi inmaculado Corazón la Iglesia pasará de esta tremenda purificación al esplendor. Consagrándoos a mi Inmaculado Corazón sanáis las heridas del sagrado Cuerpo de Jesús fragmentado, dividido.
La indisciplina es un factor destructor para la Iglesia de este final de los tiempos, indisciplina que lleva a mis hijos predilectos a quererse gobernar por si mismos; indisciplina que lleva al deterioro moral, porque algunos de sus sacerdotes no cumplen cabalmente los consejos evangélicos; indisciplina que lleva a descuidar la oración, a dejar lo que sí es importante para el Reino de los Cielos; indisciplina que trae consigo el lastre del hedonismo y materialismo; indisciplina que hace de mis hijos predilectos ovejas perdidas, ovejas ausentes de su Pastor.
Hijos míos: consagraos a mi Inmaculado Corazón que os vestiré con el manto de la docilidad de espíritu, os arrebataré del mundo haciéndoos sensibles a los Divinos Misterios.
La persecución, es otra señal dolorosa de la purificación anunciada por mí en Fátima; señal dolorosa que ha llevado a algunos de mis hijos predilectos a trabajar para el adversario, trabajo silencioso que está infiltrando corrientes de la masonería y de la nueva era dentro de la Iglesia porque tienen como fin máximo su destrucción.
La persecución llevará a muchos de mis hijos al Getsemaní; hijos que se sentirán abandonados, relegados; hijos, que por ser de la Iglesia remanente, tendrán que caminar por la calle de la amargura y pasar muchas horas en el monte Calvario, hasta que haya llegado el momento culmen de la purificación.
Hijos míos: consagraos a mi Inmaculado Corazón; seré vuestro refugio en vuestras pruebas; alivianaré, con mi amor, el peso de vuestra cruz. Os sentiréis dichosos cuando seáis perseguidos porque vuestro es el reino de los Cielos; os mostraré trampas que el enemigo ponga en vuestro caminar para que no tropecéis en ellas, saldréis ilesos porque seréis soldados de mi Ejército Victorioso y San Miguel Arcángel os cubrirá con su capa y os defenderá con su espada.
La Virtud de la caridad
Siembro, en vuestro jardín, la Rosa de la caridad porque donde hay caridad hay amor, porque donde hay caridad está Dios. Perfumad esta rosa de gran valor para el cielo, compadeciéndoos de los que sufren. Cultivad esta rosa de gran valor para el cielo siendo apoyo para los más débiles.
Cultivad esta rosa de gran valor para el cielo, desprendiéndoos de vuestros bienes materiales para suplir las necesidades de los que carecen de medios; medios que vosotros, florecitas de mi vergel, podéis proporcionar en la medida de vuestra generosidad y de los bienes que Dios os haya dado aquí en la tierra.
3. Coronilla de Protección
(Se reza en un rosario común)
En cada Padre Nuestro:
Ave María Purísima, sin pecado concebida, hija de San Joaquín y santa Ana, María Santísima.
En cada Ave María (diez veces)
V. ¿Quién como Dios?
R. Nadie como Dios.
En cada Gloria:
V. Huid poderes malignos
R. venció Cristo el Señor.
Al final del Rosario:
V. Corazones Triunfantes de Jesús y de María.
R. Reinad en mi vida y en mi corazón. Amén.
Letanías al inmaculado Corazón de María
V/ Señor, ten piedad.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, ten piedad.
R/Cristo ten piedad de nosotros.
V/Señor, ten piedad.
R/Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, óyenos.
R/Cristo óyenos.
V/Cristo, escúchanos.
R/Cristo, escúchanos.
V/Dios, Padre celestial.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Hijo Redentor del mundo.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Espíritu Santo
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/ Trinidad Santa, un solo Dios.
R/ Ten Misericordia de nosotros.
Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso de amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado integro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unisonó con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatifica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del amor divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfarás. Ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten misericordia de nosotros.
V/ Ruega santa Madre de Dios
R/ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos:
Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conforme a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.
5. Oración final.
Santísima Virgen María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preparadme con vuestras lecciones de amor al segundo advenimiento de vuestro Hijo Jesús.
Avivad mis sentidos para que guarde en mi corazón vuestras enseñanzas, enseñanzas que son doctrina segura que me adentran al cielo. Despertad en mí: celo insaciable por la salvación de mi alma. Desapego al mundo y anhelos de santidad.
Instruidme en la ciencia de la cruz para que acepte con beneplácito el sufrimiento y me haga heredero de uno de los aposentos de vuestro Inmaculado Corazón.
Arropad todo mi ser con vuestros rayos de luz para que seáis mi Maestra y yo vuestro, discípulo que imite vuestras adorables virtudes para ser bien visto ante los ojos de vuestro Hijo. Fortalecedme en este tiempo de la tribulación, cercenad mi corazón con vuestra espada de doble filo y heridlo de amor, para que vuestra presencia siempre me acompañe hasta el día del retorno de Nuestro Señor Jesucristo.
Madre celestial, Maestra del apóstoles de los últimos tiempos, preservad nuestra Iglesia frente a toda apostasía, herejía y cisma.
Conservadnos fieles a la Tradición de la Iglesia e instruidnos con vuestra Sabiduría Divina para que la luz del Espíritu Santo acreciente nuestra fe, nos muestre el camino de salvación y lleve nuestro corazón a la santidad.