Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33. Día 12. Os llamo a la oración, al arrepentimiento.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33. Día 12. Os llamo a la oración, al arrepentimiento.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33.
Día 12. Os llamo a la oración, al arrepentimiento.

 

Madre-de-amor

Pasos para cada día:
1. Rezo del santo Rosario, meditado y con letanías de la Virgen
2. Meditación del día y una virtud.
3. Coronilla de protección.
4. Letanías al Inmaculado Corazón de María.
5. Oración final
6. Consagración (para el día de la festividad o al terminar los 33 días).

 

 

1er. Rezo del Santo Rosario
Gozosos: lunes y Sábados
Dolorosos: martes y miércoles.
Luminosos: jueves
Gloriosos miércoles y domingos.

Jaculatorias para rezar en cada decena del Santo Rosario:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y llevad al cielo todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra misericordia.

 

Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo, os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

 

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y espíritu Santo, os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculo del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido.
Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.

 

Día 12. Os llamo a la oración, al arrepentimiento.

Enero 6/10
Hijos amados: os llamo a la oración, al arrepentimiento verdadero de vuestras culpas, reparad porque son muchos los pecados que comete la humanidad. Reparad porque el hombre no se comporta según las leyes de Dios, actúa movido por los dictámenes de Satanás.

 

Reparad, porque los fenómenos sobrenaturales son considerados producto de la mente, menguándoles su carácter sobrenatural.

 

Reparad porque borrascas impetuosas arrastran a muchas almas a las profundidades del infierno. Reparad porque el demonio está haciendo de las suyas, ha instaurado su reinado en el corazón de muchísimos hombres.

 

Reparad porque el mundo ha tergiversado el Evangelio, ha deformado la Palabra.

 

Reparad porque lo Divino, lo Sagrado ha perdido valor, la fe escasea en el corazón de mis hijos.

 

Reparad porque el mundo se ha vuelto pagano, Dios ya no ocupa el primer lugar en el corazón de las creaturas y mucho menos en el seno de las familias.

 

Reparad para que la humanidad entera vuelva los ojos a Dios, para que comprenda que la vida sin Dios es nula, vacía, para que sientan la necesidad de buscar el perdón, perdón que sólo lo hallarán en el sacramento de la Confesión, perdón que es vital para la vida plena, vida en abundancia.

 

Hijos míos: el final de los tiempos va precedido por algunos signos que muestran palpablemente la Parusía (Advenimiento glorioso de Jesucristo al fin de los tiempos) como los fenómenos extraordinarios que aparecerán en el firmamento, firmamento que os muestra a Dios como infinito, que os lleva a evocar las moradas que el Padre Eterno os tiene preparadas.

 

Tantas veces hijos míos me he aparecido, tantas veces se han dado manifestaciones sobrenaturales y la humanidad entera no ha querido despertar, no ha sabido leer los signos y señales que acompañan el final de los tiempos; tiempos en los que “el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que llegue el día grande y patente del Señor” ( Hechos 2,20) “Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, a cuya vista todos los pueblos de la tierra prorrumpirán en llantos; y verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes resplandecientes del cielo con gran poder y majestad” (Mt. 24,30)

 

¿Qué más fenómenos extraordinarios queréis ver? Fenómenos que os muestran que Dios existe, fenómenos que os deben llevar a una conversión perfecta, fenómenos que son voz de alerta para que cambiéis de vida y os acerquéis l Señor; fenómenos que os demuestran que la eternidad es una realidad en la que tarde o temprano tendréis que enfrentar.

 

Hijos amados: como Maestra que soy de cada uno de vosotros, me encuentro en la necesidad de daros estas lecciones del Cielo porque es importante que os preparéis al pronto regreso del Señor; no quiero que ante su llegada seáis sorprendidos dormidos y sin aceite en vuestras lámparas; no quiero que os pase lo mismo que a las vírgenes necias; vírgenes que llegaron tarde al convite y hallaron las puertas cerradas.

 

Solo os pido que permanezcáis en vela, caminando por las sendas de la oración, mortificación y penitencia; os pido que viváis los mensajes de la misma manera como el pueblo de Israel obedeció a Moisés y dejo a Egipto para ir hacia la tierra prometida.

 

Por la premura del tiempo debéis dejas las vacilaciones, los titubeos; cortad con todo lo que sea pecado y reparad porque la justicia de Dios pronto se dejará ver y sentir. Consagraos hijos míos a mi Inmaculado Corazón, integrad las filas del Ejército Victorioso y combatid contra el enemigo; enemigo que será derrotado, enviado a los abismos más profundos del infierno, porque muy pronto (así como en los tiempos de Noé, unos pocos se refugiaron en el arca construida por sus propias manos) en este final de los tiempos, unos pocos se refugiarán en mi Inmaculado Corazón y se salvarán.

 

La consagración a mi Inmaculado Corazón obrará prodigios espirituales en vuestras vidas, recibiréis un toque Divino de mi Maternidad, seréis mis hijos amados a los que siempre protegeré porque mi manto Celestial siempre os estará cubriendo.

 

Consagrándoos a mí Inmaculado Corazón, vuestros miedos se diluirán, volveréis al camino del Señor, seréis peregrinos en la tierra que esperan la pronta venida del Señor.

 

 

Virtud del Amor

Hijos míos: habéis de saber que el amor es la medicina del alma.

Medicina que cicatriza vuestras heridas, sana vuestras llagas, limpia los enconos de vuestro corazón. Amad sin medida, amad con hartura, amad en abundancia porque el amor es: terapia para el alma, descanso a vuestro espíritu y alivio para vuestro interior. Si Dios es amor, sois creados por el Amor y para el Amor. No seáis mezquinos en prodigar amor. Amad a vuestros enemigos, aguijones ponzoñosos, que os hacen aferrar más a Dios.

 

Amad a vuestros padres, ellos os dieron la vida y como tal debéis aceptarlos con sus defectos y con sus virtudes.

 

Amad a vuestros hermanos, mirad en cada uno de ellos la presencia de mi Hijo Jesús. Amad a los niños, creaturas que son el desvelo de mi Inmaculado Corazón.

 

Amad a los ancianos, sed pacientes y afectuosos, los años pesan sobre sus cuerpos, carecen de la lucidez que tuvieron en su juventud, pensad que hoy sois jóvenes, mañana viejos.

 

Amad a los animales, son obra perfecta de la creación de Dios.

 

Amad y cuidad de la naturaleza, su Artífice es Dios, Dios que pensó en vosotros; recreaos con la armonía y gallardía del paisaje.

 

Amad a todos los hombres de la tierra, son hechuras de las manos de Dios, fuisteis creados a su imagen y semejanza.

 

El amor excusa, justifica
El amor perdona, libera las culpas.
El amor aligera vuestras penas, os dulcifica.
El amor os da libertad, os pone alas, alas para volar hacia el cielo.
El amor os une a mi Amor Santo y al Amor Divino, amor que trasciende, amor que cautiva, amor que atrapa.
El amor hecha fuera el temor dándoos tenacidad, aguante.
El amor es camino de dulzura, de bienestar, de confort espiritual.
El amor es deleite, fragancia celestial que cautiva, enamora.
El amor es semejanza de Dios en la tierra.

3. Coronilla de Protección
(Se reza en un rosario común)

 

En cada Padre Nuestro:
Ave María Purísima, sin pecado concebida, hija de San Joaquín y santa Ana, María Santísima.

 

En cada Ave María (diez veces)
V. ¿Quién como Dios?
R. Nadie como Dios.

 

En cada Gloria:
V. Huid poderes malignos
R. venció Cristo el Señor.

 

Al final del Rosario:
V. Corazones Triunfantes de Jesús y de María.
R. Reinad en mi vida y en mi corazón. Amén.

 

Letanías al inmaculado Corazón de María

V/ Señor, ten piedad.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, ten piedad.
R/Cristo ten piedad de nosotros.
V/Señor, ten piedad.
R/Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, óyenos.
R/Cristo óyenos.
V/Cristo, escúchanos.
R/Cristo, escúchanos.
V/Dios, Padre celestial.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Hijo Redentor del mundo.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Espíritu Santo
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/ Trinidad Santa, un solo Dios.
R/ Ten Misericordia de nosotros.
Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso de amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado integro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unisonó con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatifica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del amor divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfarás. Ruega por nosotros.

 

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten misericordia de nosotros.

 

V/ Ruega santa Madre de Dios
R/ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oremos:

Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conforme a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

 

5. Oración final.

Santísima Virgen María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preparadme con vuestras lecciones de amor al segundo advenimiento de vuestro Hijo Jesús.
Avivad mis sentidos para que guarde en mi corazón vuestras enseñanzas, enseñanzas que son doctrina segura que me adentran al cielo. Despertad en mí: celo insaciable por la salvación de mi alma. Desapego al mundo y anhelos de santidad.

Instruidme en la ciencia de la cruz para que acepte con beneplácito el sufrimiento y me haga heredero de uno de los aposentos de vuestro Inmaculado Corazón.

Arropad todo mi ser con vuestros rayos de luz para que seáis mi Maestra y yo vuestro, discípulo que imite vuestras adorables virtudes para ser bien visto ante los ojos de vuestro Hijo. Fortalecedme en este tiempo de la tribulación, cercenad mi corazón con vuestra espada de doble filo y heridlo de amor, para que vuestra presencia siempre me acompañe hasta el día del retorno de Nuestro Señor Jesucristo.

Madre celestial, Maestra del apóstoles de los últimos tiempos, preservad nuestra Iglesia frente a toda apostasía, herejía y cisma.

Conservadnos fieles a la Tradición de la Iglesia e instruidnos con vuestra Sabiduría Divina para que la luz del Espíritu Santo acreciente nuestra fe, nos muestre el camino de salvación y lleve nuestro corazón a la santidad.

Madre celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, guardad al resto santo en vuestro Inmaculado Corazón hasta el día de la segunda llegada de vuestro Amadísimo Hijo Jesús.
Amén.

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