Evangelio San Juan 8,51-59. Jueves 26 de Marzo de 2015.
“SU PADRE ABRAHAM SE REGOCIJABA CON EL PENSAMIENTO DE VERME”.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
Yo no tengo por qué defender mi honor, hay otro que se preocupa por mí y hará justicia.
En verdad les digo: el que guarda mi palabra no probará la muerte jamás.
Los judíos replicaron: “Ahora sabemos que eres víctima de un mal espíritu. Abrahán murió y también los profetas, ¿y tú dices: “Quien guarda mi palabra jamás probará la muerte”?”
¿Eres tú más grande que nuestro padre Abrahán, que murió, lo mismo que murieron los Profetas? ¿Quién te crees?”
Jesús les contestó: “Si yo me doy gloria a mí mismo, mi gloria no vale nada; es el Padre quien me da gloria, el mismo que ustedes llaman “nuestro Dios”.
Ustedes no lo conocen, yo sí lo conozco, y si dijera que no lo conozco, sería un mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y guardo su palabra.
En cuanto a Abrahán, padre de ustedes, se alegró pensando ver mi día. Lo vio y se regocijó..
Entonces los judíos le dijeron: “¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abrahán?”
Contestó Jesús: “En verdad les digo que antes que Abrahán existiera, Yo soy.
Entonces tomaron piedras para lanzárselas, pero Jesús se ocultó y salió del Templo.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México