Meditación de las Horas Nocturnas II. Reparad por las almas que son sepulcros blanqueados.

Meditación de las Horas Nocturnas II. Reparad por las almas que son sepulcros blanqueados.

Meditación de las Horas Nocturnas

II. Reparad por las almas que son sepulcros blanqueados.

con-bondad

 

Coronilla del Amor

 

En las cuentas del Rosario:

En las cuentas grandes:
Sagrados Corazones de Jesús y de María:
Sed nuestro amor y salvación.

 

En las cuentas pequeñas (10 veces):
Jesús, María os amo. Salvad almas.

 

Al final del Rosario, repetir tres veces:
Sagrados Corazones de Jesús y de María:
Haced que os ame cada vez más.

 

 

II. Reparad por las almas que son sepulcros blanqueados.

 

Jesús:

Hijo mío: mi Sacratísimo Corazón padece soledad. Es lacerado por la ingratitud de los hombres. El pecado ha cegado a la humanidad, los ha vuelto de corazón indolente y renuente a las manifestaciones de mi amor divino.
El pecado ha deformado el alma de los hombres; los rayos divinos que transverberaban su corazón han sido teñidos de oscuridad, de herrumbre, de olor nauseabundo.

El pecado ha enceguecido a la humanidad, caminan como ovejas sin pastor buscando manantiales para saciar su sed, buscando alimento que les dé hartura, llenura.

El pecado tiene a muchos de mis hijos obnubilados, atontados; creen haber encontrado la felicidad, cuando en verdad lo que han hallado es la desgracia; creen haber encontrado el sentido a sus vidas, cuando en realidad han descubierto un gozo pasajero, gozo que de momento los llena, los hace plenos. Pero, una vez consumado el placer, se naufraga en el vacío, en la mediocridad, en la nada.

El pecado se roba mis gracias, mi festín en el Cielo.

El pecado separa a los hombres de Dios. Dios que todo lo puede. Dios que premia o castiga. Dios que busca la salvación de género humano.

Así es, pues, mi hijo amado que son muchos los motivos por los que debéis reparar en esta noche solaz, fría porque muchas almas aprovechan la oscuridad para el desenfreno, la lujuria, la maldad.

Almas que llevan doble vida porque en el día son unas y en la noche son otras.

Almas que actúan solapadamente para no ser descubiertas, para no ser puestas en evidencia.

Almas que desconocen que todo lo que se haga en la oscuridad de la noche, es descubierto a plena luz del día.

Almas que son sepulcros blanqueados, almas que se olvidan que todo lo veo, lo registro en el libro de sus vidas.

Hijo carísimo: me dais gloria por vuestro desvelo de amor en esta noche. Sois como una estrella reluciente que engalana el cielo. Sois pararrayo de mi misericordia y justicia divina.

Sois el ruiseñor en el que me recreo, me deleito porque esta hora reparadora se convierte en la más hermosa melodía y en uno de los cantos más sentidos, más profundos. Sois bálsamo que sana las heridas de mi Divino Corazón.

 

 

Alma reparadora:

Mi delirio de Amor: cómo no responderos a vuestro llamado angustioso.

Cómo no levantarme en el silencio de la noche para mitigar vuestro dolor.

Cómo no sanar las heridas de vuestro Divino Corazón con mi oración.

Cómo no secar las lágrimas de vuestros ojos con el lienzo blanco y puro de esta hora de reparación nocturna, hora en que los hombres se olvidan de Vos.

Hora en que los hombres naufragan como barco a la deriva, sin saber qué rumbo tomar.

Hora en que los hombres pierden vuestros rasgos divinos para animalizarse.

Hora en que los hombres se desbocan dando rienda suelta al pecado, a la concupiscencia de la carne.

Hora en que los hombres se dejan dirigir por el mismo Satanás.

Hora en que los hombres se devoran unos a otros como buitres, como aves de rapiña.

Hora en que los hombres juegan con lo más sagrado: la salvación de sus almas.

 

Jesús amado: haced que permanezca en vela, el tiempo necesario para daros descanso a vuestro Corazón agonizante. Corazón herido por el desdén y por el desamor de vuestros hijos, hijos que andan como cordero al matadero, hijos que no miden las consecuencias de sus acciones, hijos que en vida deberían acercarse a beber de las fuentes de vuestra infinita misericordia.

Jesús amado: Vos que sois la razón por la cual vivo, Vos que me robasteis el corazón, Vos que estáis haciendo de mi una vela encendida en esta noche sepulcral: recibid, en vuestra venerables manos, esta hora nocturna de reparación como ofrenda agradable a vuestros purísimos ojos, para que perfuméis con vuestra presencia los ámbitos más fétidos, más contaminados; para que atraigáis a un gran número de almas: a la conversión, al vaciamiento de sí mismo, al pronto regreso a vuestro amparo paternal.

Aquí estoy con mi corazón expectante ávido en dejarme poseer.

Aquí estoy elevando plegarias al Cielo porque muchos de vuestros hijos, muchos de mis hermanos se pierden; mueren, aún, estando vivos.

Aquí estoy menguando vuestro sufrimiento, pidiéndoos compasión y misericordia porque son muchos los hombres que se hacen cómplices de Satanás en la oscuridad de la noche.

 

Oración.

¡Dios de Amor! ¡Padre de Bondad! Por los méritos, por los ruegos y sufrimientos de vuestro Hijo muy amado, dad luz a estas almas para que lleguen a rechazar el mal y abrazar con decisión Vuestra Voluntad Santísima. No permitáis que sean causa de tanto daño para ellas y para otras almas inocentes y puras.
Amén

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