Etimológicamente significan: Cosme =”adornado, bello,” de la lengua griega; Damián = “domador”, también del griego.
Cosme y Damián eran gemelos (según algunas fuentes), vivían en Aegeae, sobre la costa de la bahía de Alejandreta, en Cilicia. Profesión médicos, mártires y patrones de los Niños, Cirujanos, Farmacéuticos, Médicos, Peluqueros, Dentistas y trabajadores de los balnearios. Los dos hermanos fueron torturados, quemados vivos, y como sobrevivieron fueron decapitados por orden de Diocleciano sobre el año 300 d. C.
El Papa Félix IV (años 526-530) Tomo la iniciativa de mandar levantar un templo en honor de estos mártires cristianos, pues su vida ejemplar y la entrega a Dios.
El culto a estos insignes mártires se extendió por la Iglesia, su martirio aunque era muy frecuente esa entrega de muchos, se distinguía que aun con un futuro asegurado y pudiendo llevar una vida de opulencia, renuncian y proclaman el amor a Cristo.
Eran tan amados que cuando se celebra misa y se recita el Canon I, entre los muchos nombres, aparecen los de Cosme y Damián.
Sus padres de estos gemelos eran cristianos. Cuando tuvieron la edad adecuada, los enviaron a estudiar Letras y Ciencias, en ellos se palpo la inclinación a la medicina. Y efecto, cursaron esta ciencia para entregarse en seguida a curar enfermos.
Como médicos creyentes, mientras curaban a los enfermos les hablaban de Dios con tal convicción y amabilidad que los enfermos recibían atención médica y consuelos espirituales además de los materiales, se sentían aliviados con sus palabras de aliento.
Su servicio la mayor parte era altruista No cobraban nada por lo que hacían. Se contentaban con vivir de las limosnas que les daban. Quizá así se experimentaba lo que dice el evangelio: Vale más dar que recibir. Nunca les faltó algo que llevarse a la boca, vestir o techo.
Cuando el emperador Diocleciano tomó el cargo, se enteró que había cristianos en Egea. Entonces envió al cónsul Lydias que había sido curado por los hermanos de una enfermedad Lydias tuvo que mandarlos a la muerte por orden del emperador con el dolor de su corazón.
Para intentar salvarlos empleó todas las argucias imaginables para que la gente los tomara como hechiceros y calumniadores contra el imperio, la gente les seguía queriendo más y más. Entonces no le quedó otra solución que decapitarlos. Era el siglo III.