“LA GLORIA DEL SEÑOR, PENETRÓ EN EL TEMPLO”.
El hombre me condujo a la puerta del es te,
y de repente llegó del Oriente la Gloria del Dios de Israel con un ruido semejante a los grandes torrentes; la tierra se iluminó con su Gloria.
Esa visión era semejante a la que había tenido cuando Yavé llegó para destruir la ciudad; también era parecida a la visión que había tenido a orillas del río Quebar; me tiré de bruces al suelo.
La Gloria de Yavé entró en el Templo por la puerta este.
El Espíritu me levantó y me hizo entrar en el patio interior, y la Gloria de Yavé llenó la Casa.
Oí entonces a alguien que me hablaba desde el interior del Templo, mientras el hombre seguía siempre a mi lado.
Me dijo: “Hijo de hombre, has visto el lugar de mi trono, el sitio para la planta de mis pies; allí habitaré para siempre en medio de los Israelitas. El pueblo de Israel junto con sus reyes no ensuciará más mi Santo Nombre con sus prostituciones o con los cadáveres de sus reyes cuando éstos mueran.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México