Antes de acostarte, piensa que tal vez sea esa la última noche de tu vida, y que la cama en la que vas a descansar, es precisamente el lecho en que has de morir, y el sueño en el que te vas a entregar, imagen triste de la muerte en que has de parar. ¡Cuántos y Cuántas se entregaron descuidados al sueño, y al día siguiente despertaron en la eternidad!…
Mira no te descuides, pues, y haz con todo fervor , y pausadamente, lo que sigue:
Arrodillado delante de Dios, di:
Por la señal…
Señor Dios Omnipotente, yo creo que estas aquí mismo presente delante de mí, conoces todos mis pensamientos, sabes cuáles son mis obras, y nada de cuanto hay en mi corazón se oculta a vuestra divina Majestad. Te doy gracias por haberme creado, conservado y redimido, y por todos los demás que en este día y en toda mi vida he recibido de tu Soberana Majestad. Dame la gracia, Dios mío, para conocer mis faltas y pecados, y un grande dolor para arrepentirme de ellos con propósito de la enmienda. Esta gracia te pido por la Santísima Virgen , por el glorioso San José y todos los santos del cielo.