Oh Jesús, en el día del Juicio, cuando me juzgues, acuérdate de
mis visitas ante el Santísimo.
Es verdad que te he ofendido con mis palabras muchas veces, pero desde ahora quiero alabarte y bendecirte, y saber callar.
Es verdad que me he alejado de ti como un hijo pródigo, pero desde hoy quiero servirte en tu casa, visitar tu Iglesia y obedecer tus mandatos.
Es verdad que me he dejado vencer por el orgullo, la soberbia y la arrogancia, -grandes pecados- pero desde este día quiero humillarme ante tu presencia diciéndote como el publicano del Evangelio: “Misericordia Señor, que soy un pecador”.
Es verdad que con mis pecados fui ocasión de tu muerte en la cruz, pero desde hoy en adelante quiero ofrecerte toda mi vida con sus obras y sufrimientos, para que seas más conocido y más amado.
cuanto tiene de gran verdad lo que encierra, las oraciones,que para muchos puede ser como un andadera, para dialogar con el señor,implica voluntad ferrea,pero es en verdad necesario intentarlo, hoy que nos puede escuchar, y porque no decirlo,dejate acariciar por el hoy que respiras,porque mañana ya no hay tiempo mañana solo habra justicia y pago a nuestros actos