“DIO UNA ORDEN TERMINANTE A LOS VIENTOS Y AL MAR, Y SOBREVINO UNA GRAN CALMA”.
Jesús subió a la barca y sus discípulos le siguieron.
Se levantó una tormenta muy violenta en el lago, con olas que cubrían la barca, pero él dormía.
Los discípulos se acercaron y lo despertaron diciendo: “¡Señor, sálvanos, que estamos perdidos!”
Pero él les dijo: “¡Qué miedosos son ustedes! ¡Qué poca fe tienen!” Entonces se levantó, dio una orden al viento y al mar, y todo volvió a la más completa calma.
Grande fue el asombro; aquellos hombres decían: “¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?”
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México