Milagros Eucarísticos
Siena, 1730
“Él Vivirá por Siempre”
Al visitar los santuarios de los diferentes Milagros Eucarísticos en el Mundo, los que los cuidan invariablemente dicen que su Milagro es el más importante. Sin embargo no tenemos que preguntarnos cuál de todos es el más importante, para nosotros cada Milagro Eucarístico, ya sea el Milagro de la Consagración, el cual ocurre en todos los altares del mundo cada día, o ya sea un Milagro Eucarístico escogido, todos son un tremendo milagro, el cual nos debe tener arrodillados en veneración.
Tomás, el Apóstol, el dudoso, es un reflejo de todos nosotros. Él tenía que ver para creer. El Señor elogia a esos que sin haber visto creen. Pero esto es muy difícil en el libro de Hebreos capitulo 11 el autor nos dice: “La fe es la garantía de lo que se espera, la prueba de las cosas que no se ven”, durante el resto del capítulo nos habla de nuestros antepasados, desde Abel hasta Moisés, diciéndonos que todos tenían fe en los mandatos que el Señor les daba. Entonces él nos dice que ninguno de ellos vivió para poder ver las promesas que el Señor les había hecho. Pero de todas formas, ellos le obedecieron, creyendo sin ver, haciendo su jornada, sabiendo que las promesas hechas serían cumplidas.
Hubo veces en que su gran fe se rezagaba y titubeaban teniendo incertidumbre y duda. Fue en esos momentos que el Señor les dio signos especiales para ayudarles en sus dudas y faltas de fe. ´Él no ha cambiado su forma de obrar, hace lo mismo con nosotros.
Una de las grandes señales que Él nos dio en Forma de milagro eucarístico en 1730 en la ciudad de Siena, en Italia. Siena siempre ha sido un lugar de gran cultura y arte. Algunos consideran que es una superabundancia de Florencia, pero los de Siena les dirían entonces, y lo dicen ahora, que Siena tiene su propio historial de cultura y arte, el cual es completamente independiente de Florencia, y por lo tanto de cualquier otro lugar.
Pudiéramos preguntar ¿Por qué Siena? ¿Por qué en 1730? ¿Cuál era el significado? Siena es famoso por su muy bien conocida ciudadana, Santa Catalina, nacida casi 400 años antes del Milagro Eucarístico. En sus cortos 33 años, ella hizo un impacto en la Iglesia que aún perdura, y Siena es más conocida por todo el mundo por sus obras, que por los regalos culturales o artísticos que el Señor nos ha dado a través de esta ciudad. Ella es una doctora de la Iglesia, a pesar de que no tenía un entrenamiento formal en leer y escribir; fue un gran instrumento para traer de nuevo los Papas de Aviñón, Francia a Roma, tenía los estigmas, y se sabía que permanecía por largos periodos de tiempo, sosteniéndose solo con la Eucaristía. Tenía una gran devoción por la presencia de Jesús en la Eucaristía.
San Bernardino de Siena, es también uno de los habitantes bien conocidos de la ciudad, casi 300 años antes del Milagro Eucarístico. Un Franciscano, reformador de la Orden Franciscana, desde el comienzo de su carrera de predicación, San Bernardino promovía la devoción a la Eucaristía, según se hizo conocido, miles de fieles venían a escuchar su predicación. Él siempre tenía en alto una tablilla, mostrando la Eucaristía con rayos de sol saliendo de ella y con el símbolo JHS en medio. Esto llegó a ser conocido como su símbolo. Su influencia en Italia es evidente, el símbolo de San Bernardino puede verse en muchos, edificios en Italia, especialmente en Siena y Florencia.
Pero Siena en 1730 había cambiado, ya no era más la Siena de Santa Catalina de hace 400 años, o la Siena de San Bernardino de hace 300 años, ahora era un lugar como muchos en Europa, donde los Días de fiesta eran ocasiones para celebrar. El significado religioso de una fiesta como la Asunción el 15 de Agosto, era opacado por la importancia de un día libre en el trabajo, en el cual la ciudad completa se reunía en la Piazza del campo, para celebrar el día en lugar de celebrar la fiesta. Todo el mundo iba a la Iglesia, y muchos tal vez si recibían la Comunión. Pero la razón puede haber sido más bien para mostrar algún traje nuevo, o para ver quien más estaba en la Iglesia, en vez de ir a venerar la Asunción de Nuestra Señora a los cielos, o maravillarse ante el Milagro Eucarístico, el cual ocurría ante sus propios ojos.
Siena en 1730 estaba listo para un milagro. Nosotros en la Iglesia, habíamos perdido la urgencia que existió durante el tiempo de san Francisco y Santo Domingo, era muy evidente que la Iglesia, el pueblo de Dios estaba en una necesidad desesperada de una reforma inmediata. Pero para mediados del siglo XVIII, ya estábamos cómodos otra vez, estábamos envueltos por el renacimiento; la magia y la emoción de nuestra Fe había desaparecido, nuestro interés estaba en el arte y la cultura. Toda Italia y Europa, necesitaba algo que les hiciera arrodillarse y concentrar su atención en el poder de Dios. En estas situaciones, nuestro Señor nunca nos falta.
El día antes de la Fiesta de la Asunción por la mañana, los sacerdotes de todas las Iglesias de Siena consagraron Hostias extras previendo la gran muchedumbre que recibiría la Comunión al día siguiente. Entonces todos ellos fueron al espléndido Duomo, Catedral, para planear las festividades del día siguiente, y tomar parte en la Ceremonia de la Vigilia de la Noche.
Todos fueron como se anticipo, la ciudad fue abandonada, excepto por la gran congregación en la catedral. Todas las Iglesias estaban vacías; el 14 por la tarde, ladrones robaron la Basílica de San Francisco, la cual está en el extremo norte de la ciudad. Ellos penetraron en el Tabernáculo, no por el precioso Cuerpo de Nuestro Señor Jesús, pero sí por el oro del Copón, el cual contenía su Cuerpo. Ellos se llevaron todo, Hostias y el Cáliz. Nadie se dio cuenta del crimen hasta la mañana siguiente, cuando los sacerdotes de la Iglesia fueron a celebrar la Misa por la fiesta.
Surgió el pánico, la prueba del crimen fue confirmada cuando alguien trajo la parte de arriba del Copón, la cual él que la había encontrado en la calle fura de la Iglesia. El pueblo completo estuvo buscando las Hostias perdidas. Las fiestas para el día, que habían sido tan bien preparadas, fueron suspendidas. El Arzobispo pidió oraciones públicas por el bien de las Hostias Consagradas, y para que volvieran sin ningún daño. Debemos recordar que ellos no sabían con seguridad porque las Hostias Consagradas habían sido robadas ¿sería por el oro del copón, o por un propósito más diabólico, para profanar y comete blasfemia en contra de nuestro Salvador? De nuevo el Señor se permite ser vulnerable, de nuevo el se pone completamente en nuestras manos.
Cuan largos fueron esos tres días entre el tiempo del robo y el tiempo en que encontraron las Hostias. Tres días entre la Crucifixión y al Resurrección, tres días que pueden haber sido como toda una vida. Pero el sol se pone, y el sol también sale. Y en el tercer día, el 17 de Agosto, mientras un hombre estaba orando en la Iglesia de Santa María en Provenzano, muy cerca de la Basílica de San Francisco, el notó que algo blanco salía de la caja de los pobres que estaba cerca de él. Era redonda, y como el sol de la mañana le daba, parecía que brillaba; él inmediatamente se lo dio al sacerdote de la Iglesia y este se lo dijo al Arzobispo, el cual mandó a una de sus personas a la Iglesia de Santa María.
Cuando el representante del Arzobispo y el sacerdote de la Basílica de San Francisco llegaron, abrieron la caja de los pobres y encontraron una gran cantidad de Hostias, algunas enredadas en telarañas. Otras estaban en el fondo de la caja. Ellos las contaron para ver si se había perdido alguna. El sacerdote de San Francisco les dijo que la cantidad era correcta, 348 Hostias enteras y 6 mitades. El sacerdote había consagrado 341 Hostias el día 14 de Agosto.
Un suspiro de alivio y de alabanza al Señor sonó por dos razones, una fue que las Hostias consagradas se habían encontrado y la otra que no se habían cogido ninguna. Ellos pudieron desechar el motivo de profanación, que hubiera sido mucho más devastador que el robo de un Copón de oro. Nuestro Señor no había sido blasfemado.
El miedo a la profanación puede pareceros a nosotros como una reacción excesiva, porque desde la venida de la Comunión en la Mano, hemos encontrado Hostias Consagradas en el piso de la Iglesia, fuera de la Iglesia en la tierra, metidas entre las páginas de los misales y entre otros lugares. Nos acordamos de un incidente donde se dijo una Misa en el comedor de un hotel durante una peregrinación, y al sacerdote se le cayó una Hostia Consagrada. Él le dijo a las personas que no la buscaran, diciendo: “Nuestro Señor entiende” Gracias a Dios que las personas no entendieron e inmediatamente encontraron la Hostia y la consumieron. Pero debemos de tomar esto seriamente, si vamos a ser acusados de sobre reaccionar, que así sea.
Al otro día en una solemne procesión y con una gran multitud del pueblo siguiéndolas, las Hostias fueron llevadas a la Iglesia de San Francisco, donde fueron veneradas por los fieles.
No hay ninguna explicación cierta de porque las Hostias no fueron distribuidas, la razón más obvia puede ser que aunque fueron limpiadas lo mejor posible, todavía podían haber estado sucias por haber estado en la caja de Ofrendas para los pobres, esto es obvio pero esta no es la razón de Dios. Él no usa lo que es obvio.
Dios llena nuestras necesidades, nosotros no sabemos siempre cuales son, pero Él si lo sabe y posiblemente su razonamiento es que nosotros necesitamos esta señal física para nuestra propia fe. En nuestro tiempo y para siempre, la historia del robo se regó a través de todos los alrededores del país, y aún por muchos lugares lejanos de Italia, las personas empezaron hacer peregrinaciones a la Iglesia de San Francisco para orar ante las Hostias Consagradas. Y esto fue antes que supieran que eran milagrosas.
El tiempo pasó y de vez en cuando, a un personaje importante de la Iglesia, fuera Obispo o un Cardenal se le permitía recibir una de las Hostias, y siempre reportaban que su gusto era fresco. Pasaron cincuenta años, las Hostias no habían cambiado. Era el momento de hacer una investigación. La cabeza de la comunidad Franciscana examinó las Hostias, él recibió una, y concluyó que las Hostias estaban frescas; desde el año 1730 hasta 1780, el número había llegado a 230. En ese momento, se dieron nuevas instrucciones de que nadie podía recibir más las Hostias, porque se creía que había ocurrido un milagro.
Nueve años después, otra investigación fue hecha por el Arzobispo de Siena. Incluyó teólogos prominentes y oficiales de la ciudad que no formaban parte de la Iglesia. Ellos sometieron las Hostias a una prueba microscópica. Se determino que las Hostias no habían empezado a desbaratarse, perder el color o deteriorarse de ninguna manera. También fue verificado en esa ocasión que esas eran realmente las mismas Hostias que se habían perdido y encontrado en 1730.
Fue en ese tiempo que el Arzobispo ordenó que una cantidad de hostias sin consagrar se colocaran en un envase herméticamente cerrado para ser encerrado y guardado en la oficina de la Cancillería por diez años. Las Hostias Milagrosas se guardaron en un Copón, no sellado herméticamente, pero si en la forma en que habían estado por los últimos 59 años. AL final del periodo de 10 años, la caja con las hostias no consagradas fue abierta en presencia del Arzobispo y varios oficiales. Ellos encontraron que estaban descoloridas, desfiguradas y deterioradas. Revisaron de nuevo las Hostias Milagrosas y encontraron que ellas estaban en perfectas condiciones.
En 1815, se hizo otra prueba con microscopio, y con personas probando las Hostias. Se determinó que todavía estaban frescas. De nuevo en 1850 el Obispo de Siena ordeno otra prueba. De nuevo, se determino que estaban tan frescas como el día en que habían sido horneadas. Cuando hicieron esta investigación, también revisaron las hostias sin consagrar que habían sido puestas en la caja que había sido cerrada herméticamente en 1789. Quedaba muy poco de esas hostias, la mayoría se habían convertido en polvo. Las que no se habían deteriorado completamente eran solo pequeños pedazos de color ocre.
Durante ese tiempo se explicó que si el pan sin levadura, del cual las Hostias fueron horneadas se guardaba en condiciones normales en un Copón, como se hizo con las Hostias consagradas estarían en deterioro en cinco años lo más. Por otra parte, el pan sin levadura que se ponga en cualquier recipiente herméticamente cerrado, como estas hostias sin consagrar que fueron sometidas a prueba del tiempo, debería de durar por mucho más tiempo, en este caso ocurrió lo contrario. Las Hostias Milagrosas que nunca habían estado en un recipiente herméticamente cerrado, tenían hasta ese momento 120 años, mientras que las hostias sin consagrar, colocadas en un recipiente herméticamente cerrado, se deterioraron y se desintegraron.
En 1914 estábamos en la edad de la ciencia moderna donde los milagros no eran considerados como obras del Todopoderoso. Tenían que estar basados en lógica y la ciencia. Científicos de afuera y personas de la Iglesia dirigieron una investigación. Quizás mucho de lo que pensaban era “bien, finalmente vamos a dejar descansar esta broma, después de todo este siglo XX, no es más que la época de las Tinieblas”
Una prueba de ácido y almidón se hizo con fragmentos, también se hicieron pruebas bajo examen microscópico, y fueron probadas. Fue determinado por todos que Ellas tenían una cantidad normal de almidón de harina de trigo cernido, y que estaban tan bien preservadas que podían comerse después de 184 años.
En 1922 una gran cantidad de Obispos y oficiales de la Iglesia de todas partes, investigaron las Hostias Milagrosas, los resultados de las investigaciones fueron las mismas, los obispos declararon oficialmente que no podían encontrar ninguna razón natural por la que las Hostias hubieran permanecido sin corromperse por un periodo de tiempo tan largo (192años) por lo que proclamaron oficialmente un regalo supernatural de Dios.
En 1950, las Hostias milagrosas fueron cambiadas del copón donde habían estado guardadas, a un hermoso y elaborado relicario. Los obispos y oficiales de la Iglesia, entonces solemnemente, fueron en procesión con las Hostias a través de la ciudad, y las tuvieron en exposición por un tiempo. Esto pudo ser un error pues hizo que otro ladrón se fijara en las Hostias y en el Relicario. El 5 de Agosto de 1951, nueve días antes del Aniversario del robo Milagroso, el tabernáculo fue asaltado otra vez. Esta vez el ladrón fue muy obvio en lo que quería. Él cogió el Relicario de oro, y tiró las Hostias Milagrosas en el suelo de la capilla. Poco antes de un año después, un nuevo Relicario se hizo para las Hostias Milagrosas, el cual es el lugar donde se encuentran hasta hoy en día.
El 14 de Septiembre de 1980, el Beato Juan Pablo II fue a Siena para venerar el Milagro Eucarístico en honor del 250 aniversario del Milagro de las Hostias.
El Milagro de Siena no está en exposición todo el tiempo. En la Iglesia de San Francisco, tiene una capilla de verano y una de invierno. La izquierda del Altar principal está la Residencia de Verano de nuestro Señor. En una capilla magnifica, en la cual las Hostias Milagrosas están en un tabernáculo muy elaborado. Cada viernes por la noche, a las 6 de la tarde, hay un Rosario seguido por una Misa y esta seguida por la bendición con las Hostias Milagrosas. A la derecha del Altar principal, en una capilla más pequeña está la residencia de invierno del Rey del mundo. Porque la Iglesia es muy fría en invierno, y los sacerdotes no pueden permanecer allí todo el tiempo, la capilla se cierra, excepto para la Misa de la Mañana. Cuando la puerta del tabernáculo se abre, las Hostias resplandecen como el Rey que Él es, en un Trono dorado.
El padre Antonio Giannini ha sido el guardián del Milagro Eucarístico, ha dedicado gran parte de su vida al estudio de los diferentes Milagros Eucarísticos en el mundo. Él nos pregunta: ¿Por qué piensan ustedes que l Milagro Eucarístico de Siena es de una importancia tan grande y posiblemente el más importante de los Milagros Eucarísticos? Sin quitarle importancia a ninguno de los otros Milagros Eucarísticos que han sucedido a través de los siglos, el Milagro Eucarístico de Siena es un milagro continuo. El Señor ha mantenido este milagro en su Conciencia por 250 años. Si Él lo hubiera quitado de su mente por solo un instante, se hubiera deteriorado y hubiera desaparecido. Hay milagros Eucarísticos que se mantienen por un tiempo, pero después se desintegraron. Estos no son milagros de menos valor, pero fueron designados para cierto tiempo. Cuando el Señor sintió que ya no eran necesarios, desaparecieron.
En Lanciano, el pan y el vino se convirtieron en su Carne y en su Sangre; En Bolsena, la Hostia sangró, y nos quedó el corporal manchado de sangre. En Cascia, la Hostia sangró y se convirtió en dos manchas de sangre. Pero en Siena, las Hostias Incorruptas son todavía Hostias.
En los Rosarios los viernes en la noche seguidos por la Misa y la bendición con las Hostias Milagrosas, usualmente un sacerdote da la bendición. La fe de las personas que se aglomeran en la Iglesia para la bendición, la fe del sacerdote que alza a su Señor y Dios, el que realmente está presente en la forma milagrosa, debiera ser suficiente para el no creyente más grande cambiara su forma de pensar y creyera. El sacerdote es el más grande testigo de la verdad de este milagro. Pues si mira los ojos de este sacerdote y ve una luz que deslumbra, usted sabría que está mirando la imagen de su Jesús.