Parábola del Samaritano… Ricardo Nieto
Bajo un árbol encontraste tendido,
Lleno de heridas graves en la frente,
Un hombre exangüe, de dolor rendido,
Van pasando los hombres en camellos
A la ciudad distante,
Pero ninguno de ellos
Ve el dolor que se asoma a los cabellos
Llenos de sangre y de terror de ese hombre,
A quien hirió tal vez malvada mano….
La caravana siguió tranquila bajo el sol de fuego,
Sin mirar al herido que tenía
En sus pupilas y en su boca un ruego,
Y que lejos de todos se moría…
Pero después pasó un samaritano.
Alzó al enfermo entre sus brazos, luego
Curó sus llagas.
Y le dijo: “¡Hermano, yo no conozco tu nombre ni tu rito,
Más ven conmigo, reclina tu cabeza
Sobre mi hombro, e irás donde yo habito
A curarte del mal y tu tristeza!”
Y Dios dejaba hacer, pero veía
A través de la diáfana techumbre.
Y desde el cielo a este hombre sonreía
Más que a la inmensa muchedumbre.
El modelo que Jesús nos manda imitar:
Es el buen samaritano que sintió lastima del necesitado y que ayuda con generosidad; sin mirar su rango, cultura…
ser compasivos con los demás para que Dios también tenga compasión de nuestras muchas faltas.