La Limosna… Lázaro María Pérez
Oye y recuerda:
Cuando el pobre toca,
De puerta en puerta mendigando un pan,
Nos lo pide por Dios, y el Dios que invoca
Es el mismo que a todos pan nos da.
El Padre universal tiene un consuelo
Para todo dolor, y cada bien
Con que socorre al pobre, sube al cielo
Y en densa lluvia tornarse al caer.
Por eso es un caudal inagotable,
Por eso cada bien abate un mal;
Por eso encuentra pan el miserable,
Por eso el desvalido encuentra hogar.
También la caridad es su eficacia
Da una limosna y reciben dos:
El que la pide, un pan que su hambre sacia;
El que la da… la bendición de Dios.
Y el aturdido mundo no percibe
Quien en esa limosna gana más:
Si el mendigo infeliz que la recibe
O la mano piadosa que la da.
Pero en ese dilema no hay razones,
Calcular es lo mismo que sentir:
Das pan y recibes bendiciones,
¿¡La dadiva mejor no es para ti!?
San Juan de Dios que sin cesar pedía
Para ofrecer pan a la orfandad,
Al ponerlo en su mano decía:
“Dios te pague la limosna que me das”
No lo olvides, y recuerda la enseñanza
Que encierra el mensaje de Dios:
Si das al pobre recibirás mil premios
Aquí en la tierra y en el cielo.
Amén.
Esta Navidad
No olvides
Compartir tu pan
Con el que nada tiene,
Hazlo pensando que es a Dios
A quien lo das,
Y Dios
que todo lo ve te recompensara.