Un Alma humilde, es amante de la pobreza y de los pobres.
Hora Santa
Parroquia de San Pío X
Se reza la Estación del Santísimo Sacramento…
Jesús con tu amor misericordioso envuelve a todos para que nos incorporemos a tu Misión de trabajar por la extensión de tu Reino, enséñanos a amar a todos nuestros hermanos, llénanos de amor, de tu fuerza, danos el convencimiento que tanto necesitamos para ser generosos pensando que es a Ti a quien lo hacemos en cada uno de ellos, ayúdanos a vivir intensamente en el amor para poder donarnos a los demás.
Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24 De pie.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera. Estando María, su madre, desposada con José y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo, José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. Mientras Pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz a un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”
Todo esto sucedió para que se cumplieran lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.
Palabra del Señor.
Releemos en silencio y compartimos la frase que más nos agrade.
Canto
Hazme un instrumento de tu paz, donde haya odio, lleve yo tu amor; donde haya injuria, tu perdón, Señor; donde haya duda, fe en ti .
Maestro, ayúdame a nunca buscar el ser consolado sino consolar, ser entendido sino yo entender, ser amado sino yo amar.
Hazme un instrumento de tu paz, que lleve tu esperanza por doquier; donde haya obscuridad, lleve tu luz, donde haya pena, tu gozo Señor.
Hazme un instrumento de tu paz, es perdonando que nos das perdón, es dando a todos como tú nos das, muriendo es que volvemos a nacer
Un alma humilde es amante de la pobreza y de los pobres.
El Cura de Ars. Francis Trocha.
Del cura de Ars: puede decirse con verdad lo que de si mismo decía San Francisco de Asís, que se había desposado con su señora la Pobreza. La habitación del Reverendo Vianney era pobre, su mobiliario pobre, sus vestidos eran pobres y su alimentación pobre. Si alguien hubiese querido pintar la misma pobreza, no hubiera hallado un modelo más apropiado.
Hasta que comenzó la afluencia de peregrinos, no tuvo sino una sotana, cuyos remiendos y zurcidos no podían contarse. Esta pobreza voluntaria le puso un día en gran aprieto. Era un invierno y regresaba de una parroquia vecina situada en la región de las marismas. la lluvia le había calado hasta los tuétanos y había resbalado varias veces sobre el lodo del camino. Sabía muy bien que al llegar de aquella manera a su casa, donde no tenía ropa para cambiarse, era una imprudencia mortal. Se refugió en casa de uno de sus buenos feligreses, a quien confesó el aprieto en que se hallaba. El otro, emocionado hasta derramar lagrimas se apresuró a ayudarle, le prestó uno de sus vestidos y puso a secar la sotana que chorreaba, junto a un gran fuego de leña.
Cuando los forasteros fueron en aumento, se le pudo convencer de que no era correcto presentarse de aquella forma tan miserable. Aceptó, pues, el regalo que le hicieron de dos sotanas y guardo la mejor para las grandes festividades. Pero la más pobre era la preferida. La llevó mucho tiempo y no se recataba de exhibirla durante las ceremonias. “Una sotana vieja, decía, está en su lugar debajo de una hermosa casulla” Durante una de las visitas episcopales se olvidó de ponerse la sotana más nueva. “No me di cuenta sino después, dijo al hermano Atanasio y lo sentí de veras” Nuca quiso tener más de dos sotanas a la vez. Algunas personas le ofrecieron una nueva a cambio de esa –era una manera de adquirir una hermosa reliquia- pero no quiso admitirla. Algunas veces las dejaban en su habitación sin avisarle. Entonces les daba a los Hermanos. De esta manera, el hermano Atanasio heredó tres sotanas. Durante los diez últimos años de su vida, según testimonio de su confesor, se le vio “siempre sencilla pero decentemente vestido con el habito eclesiástico completo” Su corazón, se compadecía de todas las miserias. Amaba tiernamente a los desgraciados. Por ellos se despojaba de todo: daba y daba sin cesar. A fin de poderles hacer limosnas vendía cuanto le era posible: sus muebles, su ropa, el más insignificante objeto que le pertenecía.
Su caridad era inagotable. Me confesó, refiere el Hermano Atanasio, que muchas veces antes que fuese de día, había distribuido ya más de cien francos en limosnas. Al bolsillo de su sotana, donde ponía el dinero para los pobres, lo llamaba riendo el bolsillo de la naveta porque las monedas entraban y salían de el continuamente. Por la noche, contaba lo que había dado en llamar sus beneficios, o sea, el dinero que le podía quedar. Si no tenía nada, pedía algo prestado, pues no quería dejar partir un pobre sin limosna. Sin embargo, no soltaba el dinero al azar. Si consentía en dejarse explotar –pues esto es patrimonio de cuantos practican el bien- no obraba sin discernimiento al dar limosna. Para esto, le servía también el don de intuición, pues, de ordinario, se mostraba más generoso con los que eran víctimas de necesidad más apremiante.
Hacia el fin de su vida, pagaba el alquiler a más de treinta familias, ya de Ars, ya de los alrededores. Todos los años al acercarse la fiesta de San Martín, procuraba economizar y se volvía “avaro” “Es menester que pague mis arrendamientos” decía. Algunas familias más necesitadas recibían también de él leña y harina. Cada semana, durante mucho tiempo, una pobre mujer de Villefranche-sur, iba a pedirle el pan para sus hijos.
Releemos en silencio y oramos espontáneamente de acuerdo a lo que leímos.
Canto
Hazme un instrumento de tu paz, donde haya odio, lleve yo tu amor; donde haya injuria, tu perdón, Señor; donde haya duda, fe en ti .
Maestro, ayúdame a nunca buscar el ser consolado sino consolar, ser entendido sino yo entender, ser amado sino yo amar.
Hazme un instrumento de tu paz, que lleve tu esperanza por doquier; donde haya obscuridad, lleve tu luz, donde haya pena, tu gozo Señor.
Hazme un instrumento de tu paz, es perdonando que nos das perdón, es dando a todos como tú nos das, muriendo es que volvemos a nacer
Oremos a María Santísima
Madre santísima , tú que eres para nosotros ejemplo de humildad y amor intercede para que humildemente reconozcamos nuestras faltas de caridad hacia nuestros hermanos necesitados, ayúdanos a cambiar nuestra forma de vida, para que nuestro Padre celestial perdone todas nuestras injusticias.
1er. Misterio. No podía salir del pueblo sin verse en seguida escoltado por una turba de pobres Ars se había convertido para los indigentes en punto de reunión general. Algunos feligreses, a quienes molestaba la presencia de tantos infelices, no todos igualmente recomendables, se quejaron al alcalde “Es culpa del señor cura” El conde hablo de estas quejas al Cura. “¿Acaso no dijo nuestro Señor, respondió el Santo: siempre tendréis pobres entre vosotros? E insistió para que ninguno de ellos fuese alejado del pueblo.
Oremos para que tengamos no solo sentimientos de generosidad y amor hacia nuestros hermanos necesitados sino que actuemos conforme a ellos.
2do. Misterio. Mientras catequizaba advirtió a un pobre que quería entrar pero era imposible, de repente se levanta, para por entre la multitud y atravesando las apretadas filas, lleva de la mano al mendigo. En toda la Iglesia no quedaba libre ni un asiento. ¿Dónde descansarán los miembros fatigados del pobre Jesucristo? El santo no se arredraba por poca cosa: el Cura de Ars hace subir al desgraciado a la tarima y le sienta en su sitial desde el que se domina toda la asistencia y le dice: “Ea” y continuo hablando de pie.
Oremos para que consideremos los sufrimientos de nuestros hermanos y les ayudemos a mitigarlos.
3er. Misterio. El cura de Ars contaba esta historia: El diablo apareció un día a San Mauricio: “Todo lo que tú haces, lo hago también yo, dijo Satanás al solitario de la Tebaida, tú ayunas y yo no como nunca, tú velas y yo jamás duermo. –una cosa hago yo que tú no puedes hacer, – ¿Y cuál es? – ¡Humillarme! Y solía decir con frecuencia “ La humildad es en las virtudes lo que la cadena de los rosarios: quitad la cadena y todos los granos caen: quitad la humildad y todas las virtudes desaparecen.
Supliquemos a nuestra Madre Santísima interceda por nosotros para que crezcamos en la humildad.
4to. Misterio. Los pobres trashumantes, casi siempre exigentes y desabridos, hallaban en el favorable acogida, “Hay pobres fingidos, le decía el reverendo Toccanier, forzosamente se ha de engañar usted dando a quienquiera que se presente, -dando a Dios, nadie se engaña, le respondió el santo”
Oremos para que acojamos con amor a todos nuestros hermanos necesitados.
5to. Misterio. El amor a la pobreza y a los pobres tenía sus raíces en el mismo temperamento del Cura, pues era de un natural bueno. Pero hay otra virtud, la paciencia, con la cual no parece hubiese nacido. Si no hubiese adquirido esta virtud a fuerza de heroicos y perseverantes actos, hubiera sido brusco y violento. Y sin embargo, llego en este punto hasta tal grado de dominio, “Que las dulzura de su carácter” obligaba a creer que carecía de pasiones y que era incapaz de irritarse. Las personas, empero, que le trataban de cerca y a menudo, se daban cuenta en seguida de que tenía “la imaginación viva y el carácter fuerte”
Oremos para que obtengamos la virtud de la paciencia.
Recemos la Coronilla de la Misericordia De rodillas o de pie
Ofrezcámosla para que crezca en nosotros el espíritu de humildad y pobreza
Padre nuestro…Ave María… Credo…
En las cuentas grandes antes de cada decena.
Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amantísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.
En las 10 cuentas pequeñas de cada decena.
Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Jaculatoria para rezarse al final de cada misterio.
Oh Sangre y Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Confiamos en Ti
Doxología final después de las cinco decenas.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero
(3 Veces)
Te amo oh mi Dios
Te amo, oh mi Dios, mi único deseo es amarte,
Hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, oh infinitamente amoroso Dios,
Y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti
Te amo, oh mi Dios y mi único temor es ir al infierno
Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor, oh mi Dios.
Si mi lengua no puede decir, cada instante que te amo,
Por lo menos quiero que mi corazón lo repita, cada vez que respiro.
Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo.
Y de amarte mientras que sufro,
Y el día que me muera no sólo amarte
Pero sentir que te amo.
Te suplico que mientras más cerca este de mi hora final
Aumentes y perfecciones mi amor por Ti
Amén.
San Juan María Vianney
Canto
Te doy gracias, Jesús
Por haberte encontrado
Por haberme salvado,
Te doy gracias, Jesús.
Hoy ya se el camino
Y hacia El me dirijo:
Es la senda bendita
Que representa el Hijo.
Mi amor era pequeño,
Pero ya lo he encontrado,
Y ese pequeño amor
Hoy se ha agigantado.
Hoy Jesús es mi guía,
El controla mi vida;
Y no hay ser terreno
Que mi cariño mida.
¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!